La princesa Kako de Akishino, sobrina del emperador Naruhito de Japón, fue recibida el miércoles por el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, en una ceremonia privada que concluyó su gira de 11 días por el país. La hija menor del príncipe heredero Fumihito y la princesa heredera Kiko se dirigió también al Congreso, donde agradeció a los brasileños por haber acogido a inmigrantes japoneses durante más de un siglo. Este viaje, que comenzó el 5 de junio, conmemora el 130 aniversario de las relaciones diplomáticas entre Japón y Brasil.
En su discurso ante los legisladores brasileños, la princesa Kako destacó: “Los esfuerzos de los japoneses que llegaron, y de los brasileños que viajaron a Japón, están profundizando nuestra relación de amistad”. Además, expresó su deseo de que la cooperación entre ambos países perdure en el tiempo. El presidente del Congreso, Hugo Motta, mencionó su esperanza de que el etanol producido en Brasil pueda ayudar a Japón a disminuir su dependencia de los combustibles fósiles.
La comunidad japonesa en Brasil es la más grande del mundo, con aproximadamente 2,7 millones de descendientes, siendo la mitad de ellos residentes en el estado de Sao Paulo. La princesa recibió la semana pasada el mayor reconocimiento del estado a manos del gobernador Tarcisio de Freitas.
Ante la ausencia de hijos varones en la línea sucesoria, el emperador Naruhito tiene como próximo heredero a su hermano Akishino, padre de la princesa Kako. La tradición en Japón detiene la posibilidad de que las mujeres puedan ascender al trono.
La princesa Kako tiene programada su llegada a Río de Janeiro el próximo viernes, donde visitará la emblemática estatua del Cristo Redentor y un museo de inmigración japonesa. La etapa final de su viaje se llevará a cabo en la ciudad de Foz do Iguazú, hogar de las célebres cataratas.