Finalmente se aprobó la mudanza de la capital de Indonesia a causa de su hundimiento, pero parece que el sitio elegido posee miles de pozos mineros abandonados y traerá más de un dolor de cabeza al gobierno.
Luego de varios años de idas y vueltas, el Parlamento de Indonesia aprobó una ley para reubicar su capital nacional, ya que es una de las ciudades más amenazadas por el aumento del nivel del mar. Yakarta, que se encuentra en la costa noroeste de la isla de Java, comenzó su traslado hacia un área de selva tropical en la isla de Borneo, y aunque el plan ya está en marcha, muchos ciudadanos creen que los pozos mineros abandonados constituyen un nuevo peligro para los habitantes de esa ciudad.
El 28 de marzo pasado, la ministra de Medio Ambiente, Siti Nurbaya Bakar, reveló la magnitud del problema durante una audiencia parlamentaria. Confirmó que el sitio posee alrededor de 2415 pozos, que cubren un área combinada de 29.000 hectáreas. La región es conocida como el corazón de la minería del carbón de Indonesia ya que alrededor del 40% de la superficie de esa provincia está destinada a concesiones de carbón.
Según los informes de organizaciones activistas, al menos 168 personas, en su mayoría niños, perdieron la vida en los últimos 7 años después de caer en estos pozos mineros abandonados en Indonesia. Por ley, las empresas mineras están obligadas a rehabilitar y restaurar el sitio de sus operaciones una vez que hayan terminado la explotación. Pero muchos no lo hacen, dejando que los pozos eventualmente se llenen de agua de lluvia y se conviertan en un peligro de ahogamiento para los residentes cercanos.
Con el traslado de la capital se cree que este número podría aumentar. “Casi no hay distancia entre los pozos mineros, las granjas y las casas”, dijo el investigador legal de Jatam, Muhammad Jamil. “La ley de minería dice que la distancia debe ser de al menos 500 metros… pero esto se ignora y nunca se cumple”. Como resultado, los residentes, especialmente los niños y adolescentes, a menudo ven estos pozos inundados como áreas recreativas donde pueden nadar, sin ser conscientes del peligro de ahogarse.
Nadie se hace responsable
La ministra Siti dijo que su ministerio había comenzado a rehabilitar algunos de estos pozos abandonados en 2021. “Hemos monitoreado, tratado de verificar y realizado ensayos para rehabilitar los pozos”, dijo. Pero una gran parte de la comunidad cuestiona por qué los ciudadanos, a través de los impuestos, son los que están pagando el incumplimiento de las empresas. Ante esto, el Ministerio de Energía y Minería, que es responsable de garantizar que las empresas rehabiliten sus minas fuera de servicio, salió a negar que el Estado estaba pagando la recuperación en el sitio de Nusantara.
Las soluciones propuestas por el gobierno para lidiar con los lagos de pozo también fueron criticadas. Propusieron que se conviertan en bosques pantanosos, hábitat para la vida silvestre o que sean desarrollados como sitios de agroturismo, donde los visitantes pagan para pescar en los pozos llenos de agua de lluvia. Pero mientras que no se rellenen, ninguna de estas opciones es segura.
Otra propuesta fue la de utilizarlos como fuentes de agua dulce, algo que también se criticó duramente. Esos lagos artificiales están contaminados con productos de la actividad minera y son demasiado ácidos para el uso humano. Según Siti, el nivel de pH en los lagos de pozo puede bajar hasta 2,6, lo que hace que el agua sea mucho más ácida que la lluvia ácida, o casi tan fuerte como el ácido estomacal.