Seis de cada diez niños filipinos corren el riesgo de ser víctimas de ciberdelincuencia

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Según el ranking de Surfshark, Filipinas es el país del mundo con mayores riesgos para los menores en internet, seguido de Tailandia y Turquía. La explotación sexual, el ciberacoso y el hacking son algunos de los peligros más comunes. En los últimos dos años, en paralelo con la enseñanza a distancia, también ha crecido dramáticamente la pornografía infantil.

Los menores filipinos son los que corren mayor riesgo de ser víctimas de delitos a través de internet en el mundo. Así lo indica un estudio de Surfshark, empresa internacional dedicada a la producción de herramientas de seguridad informática. En este triste ranking, los pequeños filipinos están por delante de sus pares tailandeses y turcos.

Los investigadores se basaron en datos de diversas fuentes, entre ellos los del FBI de Estados Unidos para el período comprendido entre 2015 y 2020, y el Índice de seguridad infantil en línea (Child Online Safety Index) del DQ Institutes, un organismo que se dedica a determinar estándares globales de seguridad en Internet. El resultado es que en Filipinas 6 de cada 10 menores de entre 8 y 12 años estarían expuestos a riesgos cibernéticos, desde explotación sexual hasta ciberacoso, pasando por phishing y hacking.

Esto se debe no solo a la facilidad de acceso a teléfonos inteligentes, tabletas y computadoras, muchas veces fuera del control de los adultos, sino también a la falta de conocimientos esenciales para no ser vulnerable a las situaciones que se pueden presentar durante la navegación en Internet.

El riesgo de exposición a la criminalidad informática o ciberdelincuencia se definió con una puntuación de 0 a 100, desde un nivel de riesgo muy bajo hasta el más alto, con una media global de 52 puntos y siendo los tres países indicados los únicos situados en el último nivel

El “caso” filipino es peculiar, porque pone en evidencia el mayor uso en el mundo de las redes sociales en una población que en un 74,1% utiliza habitualmente un smartphone, pero también una escasa educación de los menores para el uso de estas herramientas. Ello se traduce en una elevada penetración de la delincuencia en línea (solo superada por Tailandia) y, sobre todo en los últimos dos años – simultáneamente con la necesaria difusión de la ensañanza a distancia – un aumento dramático de la pornografía infantil en línea y otros abusos contra los jóvenes. Hace un año, Save The Children describió este fenómeno cada vez más difundido en Filipinas como una «pandemia silenciosa».

En sus conclusiones, Surfshark señala que es importante observar que las políticas educativas son decisivas para la prevención. Incluso países de bajos y medianos ingresos como India y Malasia han implementado campañas de sensibilización destinadas a los grupos de mayor riesgo, a diferencia de países de altos ingresos como Arabia Saudita y Uruguay, donde el fenómeno se califica como «inexistente».

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