El 13 de julio, el Gobierno de Malasia informó de la orden de suspensión del laudo de 14,9 billones de dólares a favor de los Herederos del Sultán de Joló admitida por la Corte de Apelación de París el pasado martes.
Según el ministro de Justicia malayo Wan Junaidi Tuanku Jaafar, la decisión del tribunal de París se basa en la amenaza del laudo a la soberanía de Malasia. Y explicó que el Gobierno malasio busca la anulación del laudo (ver “Putrajaya: Malaysia’s sovereignty, assets still protected by French Court ruling after Sulu claim on Petronas subsidiaries“, Syed Jaymal Zahiid, Malaymail, 13.07.2022).
La suspensión del laudo se sucede después de que un tribunal de Luxemburgo ordenara el lunes el embargo de bienes de dos compañías malasias filiales de Petronas, Petronas Azerbaijan (Shah Deniz) y Petronas South Caucasus.
Wan Junaidi afirmó que el gobierno de Malasia nunca ha reconocido la reclamación y nunca ha dejado de lado su inmunidad soberana.
El 11 de julio de 2022, se embargaron en Luxemburgo dos filiales de la compañía estatal malaya Petronas para cumplir con el laudo a favor de los Herederos del Sultán de Joló de USD 14.920 millones ganado en un arbitraje contra Malasia por impagos a un arrendamiento de un acuerdo con origen en 1878.
El conflicto: Herederos del Sultan de Jolo v Malasia
La disputa se remonta a 1878, año en que el Sultán de Sulu y dos particulares británicos firmaron un acuerdo para el arrendamiento a perpetuidad de la explotación de los recursos naturales (entonces, perlas, nidos de pájaro y madera) de ciertos territorios del norte de la isla de Borneo e islas adyacentes. Territorios, que entonces formaban parte del Imperio español, hoy forman parte de Malasia. El precio del arrendamiento se fijó en 5.000 pesos filipinos.
Durante décadas, los arrendatarios continuaron pagando anualmente el precio del contrato conforme a lo pactado: primero los dos comerciantes británicos, posteriormente la compañía North Borneo Trading Company, hasta su quiebra en 1946, momento en que la Corona Británica se convirtió en la arrendataria y, finalmente, en 1963 Malasia comenzó a pagar las cantidades debidas tras adquirir su independencia de la Corona británica.
Tras el descubrimiento de nuevos recursos naturales como el petróleo y el gas en las décadas de los 80 y los 90 y el comienzo de su explotación por Malasia, los Herederos intentaron solicitar renegociaciones al contrato, pero Malasia nunca aceptó.
Posteriormente, en 2013, Malasia dejó de pagar el arrendamiento anual conforme al contrato.