La película protagonizada por Viggo Mortensen y Colin Farrell narra el dramático rescate de un equipo de fútbol tailandés en 2018, atrapado en una cueva después de un temporal.
13 vidas (Thirteen Lives, 2022) es un cine clásico en estado puro. Narración al servicio de contar la historia, congeniando con los dilemas de los personajes en sus decisiones de vida o muerte. Todo un género en sí mismo (¡Viven!, Los 33) que hacía rato no entregaba un exponente digno y funcional como en este caso.
Resulta aconsejable saber lo menos posible acerca del hecho real para irse “enterando” con el transcurso del relato y ver cómo esos acontecimientos repercuten en los protagonistas. Viggo Mortensen es Rick, un ex bombero británico y especialista en buceo en cuevas subterráneas. Colin Farrell es John, un asesor financiero que se formó junto a Rick y ahora son parte de los voluntarios internacionales convocados para bucear hasta los chicos atrapados dentro de la cueva.
Sucede que los adolescentes ingresaron con su entrenador a la cueva de Tham Luang como tantas otras veces. Lo que no sabían es que las lluvias monzónicas se adelantarán esta temporada inundando los accesos. Para llegar a ellos solo queda un peligroso pasaje bajo el agua de unas seis horas de duración nadando. Una odisea nada fácil para los rescatistas.
Más tarde en la historia entran en escena Joel Edgerton y Tom Bateman mientras de fondo escuchamos las transmisiones del mundial de fútbol de Rusia 2018 que sucede cómo parte de la vida ordinaria por fuera de la caótica situación vivida en Tham Luang. Las creencias de la región y el misticismo rodean la escena.
El director de Apolo 13 (1995), especialista en este tipo de catástrofes humanas, regresa a su mejor forma con este relato. El realizador estadounidense da cátedra de cómo filmar el espacio para reconstruir el laberíntico pasadizo subacuático con mapas, gráficos y cintas allí donde resulta imposible hacer un plano general. De igual manera provoca una sensación de claustrofobia constante que genera angustia en todo momento.
Por supuesto el film no oculta su mirada occidental del conflicto desde donde narra la situación, sacando provecho del lugar de héroes salvadores de los británicos frente a los asiáticos. Una visión propia del cine de Hollywood.
13 vidas es otra muestra de que la narración clásica cuando está bien ejecutada es sumamente eficaz, conmueve cuando tiene que hacerlo, y mantiene atrapado al espectador a merced de las circunstancias que sufren los personajes. Las decisiones trascendentales que estos deben tomar son el eje de la película y el quid de la cuestión. Clasicismo del bueno.