Taiwán destruyó el plan de China para dominar la industria de los chips

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La relación que sostienen China y Taiwán siempre ha sido incómoda, tanto que la tensión entre ellos ha alcanzado en algunos momentos la intensidad necesaria para desencadenar un conflicto a gran escala. Afortunadamente, aun así no han llegado a las manos. Una de esas ocasiones tuvo lugar a mediados de la década pasada, y sus protagonistas involuntarias fueron las dos joyas de la corona que tiene Taiwán en la industria de los semiconductores: TSMC y MediaTek.

Estoy seguro de que la mayor parte de las personas que estáis leyendo este artículo conocéis la relevancia que tienen actualmente estas dos empresas, pero merece la pena que repasemos brevemente por qué son tan importantes debido a que, precisamente, ahí reside el germen de la historia en la que vamos a indagar. Empezaremos por TSMC. Esta compañía es el mayor fabricante de circuitos integrados del planeta. De hecho, su cuota de mercado roza el 54%, lo que la coloca a una distancia cómoda de Intel y Samsung, que la siguen con un 17% para ambas.

Esta posición de liderazgo se afianza sobre unas tecnologías de integración muy avanzadas que han colocado a esta compañía taiwanesa a la vanguardia del mercado. Apple, NVIDIA, AMD, MediaTek, Qualcomm e, incluso, Intel, son algunos de sus clientes. Le va tan bien que durante 2023 planea reclutar a 6.000 ingenieros con el propósito de cubrir sus necesidades. Y esta cifra se ciñe solo a sus previsiones para Taiwán. Cuando estén listas las plantas de chips que está poniendo a punto en Estados Unidos necesitará contratar más personal cualificado.

Vamos ahora con MediaTek. Esta empresa no es tan grande como TSMC, pero también juega un rol muy importante en el mercado de los circuitos integrados. De hecho, es el mayor diseñador de semiconductores fuera de Estados Unidos y tiene una presencia muy sólida no solo en el mercado asiático; también en el europeo y el norteamericano. Buena parte de los smartphones, las tablets o los televisores que podemos encontrar en las tiendas incorpora al menos un chip de MediaTek. En gran medida la capacidad económica de Taiwán se sostiene sobre el rendimiento de TSMC y MediaTek, aunque UMC, que también es un fabricante de chips taiwanés importante, les sigue de cerca.

La estrategia de China: reforzarse interviniendo en TSMC y MediaTek

A principios de la década de los 2000 un ingeniero eléctrico chino comenzó a destacar sobre los demás. Formado en la prestigiosísima Universidad Tsinghua de Pekín, Zhao Weiguo no tardó en hacerse notar por su dominio de la física de los semiconductores y su ambición. Cuando concluyó su formación inició su carrera profesional trabajando en una empresa tecnológica, pero no tardó en ser reclutado por Tsinghua Unigroup, una de las mayores compañías de chips y telecomunicaciones de China que está estrechamente vinculada al centro en el que había estudiado.La Universidad Tsinghua es una institución pública administrada por el Gobierno chino, y la corporación Tsinghua Unigroup, que depende en gran medida de este centro de investigación, también está gestionada parcialmente por la Administración. El ascenso de Weiguo dentro del escalafón de esta empresa fue meteórico, pero en 2004 decidió dejar a un lado la vicepresidencia y fundar su propio fondo de inversión con la intención de sacar partido a las conexiones que había tejido en el seno del Gobierno. Su éxito fue arrollador. Tanto, de hecho, que en 2009 decidió hacerse con el 49% de las acciones de Tsinghua Unigroup. El 51% restante permaneció bajo el control de la Universidad Tsinghua.

En 2013 Zhao Weiguo se percató del papel estratégico que ya jugaban las compañías de semiconductores y decidió reforzar su posición en esta industria. En sus declaraciones siempre ha negado que el Gobierno chino estuviese detrás de los movimientos que hizo cuando estaba al frente de Tsinghua Unigroup, pero es muy poco creíble que actuase con una libertad de movimientos total. Sobre todo si reparamos en la que sin duda fue su mayor apuesta. Y es que en 2015 visitó Taiwán con la intención de comprar el 25% de TSMC e integrar MediaTek en la filial de Tsinghua Unigroup especializada en el diseño de chips. Ni más ni menos.

Desde un punto de vista estratégico esta era una jugada maestra. Si su plan iba bien su empresa controlaría totalmente MediaTek e intervendría en la administración de TSMC. Además, China tendría acceso a través de Tsinghua Unigroup a la propiedad intelectual que estaba en manos de las dos compañías taiwanesas más poderosas. Era un plan muy ambicioso, pero también era ingenuo. Al Gobierno de Taiwán no se le escapó que entregar el control de sus dos joyas de los semiconductores a una empresa que estaba respaldada directamente por la Administración china era contrario a sus intereses, por lo que prohibió esta operación. Era lo que cabía esperar. Aun así, Weiguo no se rindió. Cuando regresó a China instó al Gobierno a prohibir la importación de chips procedentes de Taiwán con el propósito de boicotear tanto a TSMC como a MediaTek (y por el camino también a UMC). La mayor parte de los dispositivos electrónicos equipados con chips taiwaneses que podemos encontrar en el mercado mundial se ensambla en China, por lo que impedir la entrada de circuitos integrados producidos en Taiwán era una manera eficaz de dañar gravemente la economía de esta región insular. Durante este tira y afloja la tensión entre China y Taiwán podía cortarse con un cuchillo.

La presión a la que estaban sometidas TSMC y MediaTek era tan alta que sus cúpulas directivas en algunos momentos estuvieron a punto de sucumbir y aceptar la injerencia de China, pero el Gobierno de Taiwán se mantuvo firme y lo impidió a pesar de que corría el riesgo de entrar en conflicto con su vecino. Tras esta derrota Weiguo decidió mirar hacia Estados Unidos y coqueteó con la idea de comprar Micron, el mayor fabricante de chips de memoria de Norteamérica. De nuevo, el Gobierno estadounidense lo impidió porque consideró que esta operación ponía en riesgo la seguridad de su nación.

Aquí acabó la mayor aventura de Zhao Weiguo fuera de las fronteras de su país de origen, pero durante los últimos meses ha regresado a las portadas de los medios de comunicación a pesar de que ya no dirige Tsinghua Unigroup. Y es que a mediados de julio de 2022 fue detenido al ser acusado por la fiscalía china de corrupción cuando estaba al frente de la corporación en la que ha discurrido buena parte de su trayectoria profesional. Entre 2018 y 2021 Tsinghua Unigroup recibió más de 8.000 millones de dólares de financiación procedentes del Estado, y Weiguo es sospechoso de haber administrado fraudulentamente este dinero. Ahora más que nunca su futuro es incierto.

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