La ministra de Asuntos Exteriores de Nueva Zelanda informó que se trata del tercer paquete de fondos humanitarios para apoyar a quienes lo necesitan con urgencia en las zonas afectadas.
La ministra de Asuntos Exteriores de Nueva Zelanda, Nanaia Mahuta, anunció este martes cuatro millones de dólares neozelandeses (aproximadamente USD 2,4 millones) adicionales en ayuda humanitaria destinados a los damnificados por los terremotos del mes pasado en Türkiye y Siria.
En un comunicado, Mahuta informó que se trata del tercer paquete de fondos humanitarios para apoyar a quienes lo necesitan con urgencia en las zonas afectadas.
“Nos entristece ver a nuestros amigos y socios en Türkiye, un país con el que tenemos una relación significativa y de larga data, afectados a tal escala”, indicó Mahuta y recordó que “los afectados por los terremotos en Siria ya eran una comunidad extremadamente vulnerable después de vivir 12 años de conflicto”.
Con esta nueva ayuda, la financiación humanitaria total de Nueva Zelanda para las personas afectadas por los terremotos en ambos países ascendió a 8,5 millones de dólares neozelandeses (aproximadamente USD 5,2 millones.
La financiación se comprometió en una Conferencia Internacional de Donantes en Apoyo del Pueblo de Türkiye y Siria celebrada en Bruselas el 20 de marzo y organizada por la Comisión Europea, el Gobierno de Suecia y las autoridades turcas, según el comunicado.
Terremotos en Türkiye
El pasado 6 de febrero, pasadas las 4 horas de la madrugada, un temblor de magnitud 7,7 se registró en el municipio de Pazarcik, en la provincia de Kahramanmaras. Nueve horas después, un segundo terremoto de magnitud 7,6 sacudió fue registrado en el municipio de Elbistan, en la misma provincia.
Los potentes sismos afectaron a más de 13,5 millones de habitantes en las provincias colindantes de Adana, Adiyaman, Diyarbakir, Elazig, Gaziantep, Hatay, Kilis, Malatya, Osmaniye, y Sanliurfa, causando pérdidas humanas y extensos daños materiales.
Los sismos también provocaron pérdidas humanas y extensos daños materiales en el noroeste de Siria, y se pudieron sentir en otros países de la región como el Líbano e Israel.