La petrolera singapurense Puma anuncia su «salida completa» de Birmania

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La petrolera Puma, con sede en Singapur, anunció su «salida completa» de Birmania, en medio de las sospechas por parte de oenegés de que parte del suministro de carburante para aviones que proveía pudo ser utilizado por el Ejército, que dio un golpe de Estado en el país en febrero de 2021.

En un escueto comunicado, la petrolera informó el miércoles del acuerdo para vender su participación de dos filiales a «una empresa privada de propiedad local», sin aportar más datos y sin explicar por qué se marcha.

La decisión de Puma, que comenzó en 2015 a operar en Birmania y ha sido el principal proveedor de combustible para la aviación del país, se produce 20 meses después del golpe de Estado militar del 1 de febrero de 2021.

Tras la sublevación, la compañía aseguró que suspendería sus operaciones, aunque posteriormente las reanudó, según la empresa, solo con fines civiles.

Amnistía Internacional (AI) aplaude la salida de Puma, aunque incide en un comunicado en «que se produce después de una larga campaña de grupos de la sociedad civil, incluidos Burma Campaign UK y Justice For Myanmar, quienes, entre otros, han realizado un vital escrutinio sobre los suministros de combustible de aviación que pueden terminar en manos de militares».

Organizaciones en favor de los derechos humanos denunciaron previamente las sospechas de que el combustible suministrado por Puma terminaba en ocasiones en los aviones y helicópteros militares utilizados para atacar a los insurgentes.

«Puma debe garantizar una retirada segura y responsable ahora que se va del país, incluso proporcionando una hoja de ruta clara y transparente de sus planes y evitando que los militares accedan a su infraestructura de combustible de aviación», apostilla AI en un comunicado publicado anoche.

«Cualquier activo valioso que Puma deje no debe caer en manos de los militares o de sus negocios», remata la oenegé, reclamando que la petrolera explore «formas de remediar cualquier daño al que pueda haber contribuido mientras operaba en Birmania”.

Puma es la última petrolera en abandonar el país, como ya hicieran las multinacionales Chevron y Total Energies, entre otras, tras la toma de poder por parte del Ejército birmano.

El golpe de Estado militar ha sumido al país en una profunda crisis política, social y económica, y abrió una espiral de violencia con nuevas milicias civiles que ha exacerbado la guerra de guerrillas que vive Birmania desde hace décadas.

Al menos 2.336 personas han muerto desde el golpe en manos de las fuerzas de seguridad, que han disparado a matar contra manifestantes pacíficos y desarmados, según la oenegé birmana Asociación para la Asistencia de Presos Políticos. EFE

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