Tal y como fue comunicado por los principales medios de noticias del país asiático, el gobierno de Japón planea incluir en las Directrices del Programa de Defensa Nacional un incremento en su inventario de sistemas de defensa antimisiles para las Fuerzas de Autodefensa de Japón. El objetivo principal sería proteger las Islas Nansei del suroeste del país ante las presiones de China en la región.
El plan es a largo plazo y se espera cumplir con el stock para el 2032. De entre 7 unidades, se estipuló que seis tendrán sede en la Prefectura de Okinawa -sur de Japón- y la restante se desplegará en la Isla Amami-Oshima, en la Prefectura suroeste de Kagoshima. Además, en el plan se incluye que los misiles guiados Tipo-03 de alcance intermedio de la Fuerza de Autodefensa Terrestre sean remodelados para interceptar misiles balísticos, ya que se inicialmente fueron diseñados únicamente para interceptar aeronaves. Este último plan se espera para el año fiscal 2026.
El gobierno japonés actualmente sostiene que sus sistemas de defensa antimisiles por sí solos son insuficientes para hacer frente al progreso tecnológico de países como China, Rusia, y Corea del Norte, con los cuales persiste una tensión generalizada. Por ello, el plan de restaurar una “capacidad de contraataque” es el principal objetivo de Japón de cara a diez años desde la actualidad. Probablemente, los medios japoneses insinúan que la idea de “capacidad de contraataque” sea incluida en la Estrategia de Seguridad Nacional, habilitándolos a disparar y desactivar misiles enemigos antes de que sean lanzados desde territorio extranjero, a pesar de la Constitución de Japón que renuncia a la guerra desde 1947.