La secretaria del Tesoro estadounidense, Janet Yellen, llegó el jueves a China, en su segunda visita al país en menos de un año, para abordar la política de subsidios industriales de Pekín que Washington considera «desleales».
La responsable económica de la administración de Joe Biden llegó a la ciudad de Cantón, una metrópolis en el sur de China símbolo del poder industrial del gigante asiático.
Su avión aterrizó a las 18h00 locales (10H00 GMT) en el aeropuerto de Cantón, donde fue recibida por el embajador estadounidense en Pekín, Nicholas Burns, y autoridades chinas.
Con horas de reuniones bilaterales, almuerzos de trabajo e incluso un paseo en barco por Cantón, el objetivo de Yellen es llevar el mensaje de Washington al círculo más cercano al presidente chino, Xi Jinping, dijo un funcionario del Tesoro.
En Cantón, la secretaria tiene previstas reuniones con empresarios estadounidenses afincados en el país, funcionarios locales y con el vice primer ministro He Lifeng.
Luego viajará a Pekín donde tiene agendados encuentros con su homólogo Lan Fo’an, el primer ministro Li Qiang y el gobernador del Banco Central Pan Gongsheng.
Su anterior viaje, hace ocho meses, contribuyó a estabilizar una relación conflictiva entre las dos mayores economías del mundo, en particular mediante la creación de grupos de trabajo bilaterales.
En esta ocasión, Yellen quiere plantear las preocupaciones estadounidenses ante el impacto competitivo de los subsidios chinos a industrias como la energía solar o los vehículos eléctricos, en los que Estados Unidos intenta desarrollar la producción con ayuda de subvenciones.
En el pasado, el apoyo estatal de Pekín a industrias como el aluminio condujo a «una sobreinversión importante y un exceso de capacidad que las firmas chinas intentaron exportar a bajo precio», explicó Yellen la semana anterior.
«Ahora vemos un exceso de capacidad en nuevas industrias como la energía solar, los vehículos eléctricos o las baterías de iones de litio», en los que Estados Unidos alertó.
Sobre la posibilidad de imponer aranceles para presionar a China, Janet Yellen dijo que «no quería descartar ningún medio» para proteger estas industrias.
«Sabemos a quién llamar»
Pero si hay que tomar medidas comerciales, es importante que Pekín entienda que no se trata de «una serie de medidas antichinas», insistió el subsecretario del Tesoro estadounidense para Asuntos Internacionales, Jay Shambaugh.
A finales de 2023, Yellen aseguró que Washington seguiría exigiendo más claridad en la política económica china. Y es que las dificultades en el mercado inmobiliario y el endeudamiento de las autoridades municipales hacen temer repercusiones globales.
Las relaciones económicas y la cooperación entre ambos países son «indudablemente más fuertes ahora que hace dos años», dijo un funcionario del Tesoro.
Según Brent Neiman, asesor de Yellen, los bancos centrales de ambos países han comparado en particular sus modelos de riesgo climático.
«Conocemos a nuestros homólogos, conocemos su sistema, ellos conocen el nuestro y, francamente, si algo sale mal, sabemos a quién llamar», explicó a la AFP.
Semiconductores
Según Bill Bishop, que publica el boletín digital Sinocism, «el deterioro» de las relaciones sino-americanas llegó a su fin el año pasado.
«Pero no hay nada que indique un cambio más sostenible» que invierta la tendencia, agregó.
Pekín sigue irritado con los esfuerzos por restringir el acceso de China a los semiconductores de alta tecnología. Pero ante la proximidad de las elecciones estadounidenses, «ninguna de las partes tiene previsto lanzar negociaciones o iniciativas bilaterales», afirma Patricia Kim, investigadora de la Brookings Institution.
«Pekín, como muchas otras capitales, probablemente esté en modo de espera y ver qué pasa» en los comicios de noviembre: si gana el demócrata Joe Biden o el republicano Donald Trump, cuyo mandato estuvo marcado por un fuerte aumento de las tensiones comerciales, subraya.