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Para reducir su dependencia de China y Taiwán, India producirá sus propios semiconductores. También es una forma de compensar la escasez experimentada durante la crisis de Covid-19.
El Gobierno ha lanzado un plan de ayudas de casi 10.000 millones de euros y se han firmado los primeros contratos para la construcción de fábricas.
La empresa minera india Vedanta se ha aliado con la compañía taiwanesa de electrónica Foxconn.
Unos 20.000 millones de euros serán destinados a producir algunos de los primeros semiconductores de la India en el estado noroccidental de Gujarat. Otras dos empresas extranjeras tienen previsto abrir plantas similares en el sur del país.
En cada caso, el gobierno está proporcionando apoyo financiero y estructural para garantizar la disponibilidad de terrenos, electricidad continua y agua de calidad, que son esenciales para esta industria de alta tecnología.
Sin embargo, para que la industria florezca, también será necesario invertir en innovación, afirma Mayank Shrivastava, profesor asociado del Instituto Indio de Ciencias y cofundador de Agnit Semiconductors. Porque si hoy la cuestión es quién produce, mañana será quién tiene acceso a la última tecnología, como los semiconductores sin silicio.
Si India quiere seguir en la carrera, debe desarrollar sus propias patentes, ya que de lo contrario los extranjeros que inventen esta tecnología no le darán acceso a ella y no podrá producir la última generación de semiconductores.
Otro reto para este país de 1.380 millones de habitantes es la mano de obra. Cada fábrica requiere cerca de mil ingenieros altamente cualificados, por lo que India tendrá que reforzar sus cadenas tecnológicas para evitar la escasez en este ámbito.
