Este es el primer indio en obtener un cargo de elección popular en Japón

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En muchos sentidos, Yogendra Puranik es una historia de éxito inmigrante. Puranik, de 45 años, se unió a la ola inicial de trabajadores tecnológicos indios que fueron a Japón a principios de la década del 2000. Se convirtió en ciudadano japonés y en el 2019 ganó un cargo de elección popular en Tokio, el primero para alguien de India. Este año, fue contratado como director de una escuela pública.

Sin embargo, ahora, mientras las empresas japonesas se esfuerzan por atraer a indios más educados para cubrir la escasez de ingenieros en informática, Puranik no se hace ilusiones acerca de los retos que enfrentarán Japón y aquellos a quienes atrae.

Los reclutadores lo llaman una prueba crucial de la capacidad de Japón para competir con EU y Europa por el talento global cada vez más buscado. Pero salarios más bajos y pronunciadas barreras culturales lo hacen menos atractivo para muchos. Las rígidas estructuras corporativas pueden frustrar a los recién llegados. Y Japón, durante mucho tiempo ambivalente en materia de extranjeros, carece de un sistema establecido para integrarlos a la vida japonesa.

“Vienen estos extranjeros y no hay comunicación entre los japoneses y los extranjeros”, dijo Puranik en su casa en un barrio indio en Tokio. “La inclusión no está sucediendo”.

A medida que envejece vertiginosamente, Japón necesita desesperadamente más trabajadores para impulsar la tercera economía más grande del mundo y llenar los vacíos en todo, desde la agricultura y el trabajo en fábricas hasta la enfermería. Ha suavizado los estrictos límites a la inmigración con la esperanza de atraer a cientos de miles de trabajadores extranjeros. La necesidad es quizás mayor en el sector de la tecnología, donde el Gobierno estima que la escasez de trabajadores alcanzará casi 800 mil en los próximos años a medida que el País realiza un esfuerzo de digitalización nacional.

Al trasladar el trabajo, la educación y otros aspectos de la vida cotidiana a plataformas en línea, la pandemia ha magnificado las deficiencias de un País alguna vez visto como líder en alta tecnología. Los análisis muestran que el uso de tecnologías en la nube por parte de las empresas japonesas está casi una década detrás del de EU.

India produce 1.5 millones de graduados en ingeniería cada año. Muchos de los que eligen ir a Japón hablan con admiración de la limpieza y la seguridad, y dicen que sus salarios les permiten vivir cómodamente, si bien no lujosamente. Aquellos que han estudiado el idioma y la cultura pueden ser efusivos en sus elogios.

Shailesh Date, de 50 años, quien llegó por primera vez a Japón en 1996 y ahora es director de tecnología de la firma estadounidense de servicios financieros Franklin Templeton Japan en Tokio, dijo: “Es el país más hermoso para vivir”.

Sin embargo, muchos de los 36 mil indios en Japón están concentrados en la sección Edogawa de Tokio, donde tienen sus propios restaurantes, lugares de culto y tiendas de comestibles. Tiene dos importantes escuelas indias donde los niños estudian en inglés y siguen los estándares indios.

La mayoría de los trabajadores de informática indios llegan a Japón sin mucho conocimiento del idioma o la cultura, dijo Megha Wadhwa, investigadora de migración y experta en estudios japoneses y del sur de Asia en la Universidad Libre, en Berlín. Eso puede obstaculizar sus trayectorias mientras sus compañeros están dando grandes pasos en casa o en Estados Unidos o Europa. A menudo terminan mudándose a otro lugar.

Aun así, las empresas japonesas han tomado medidas para contratar a graduados indios, llevándolos a Japón o empleándolos en India. Rakuten y Mercari, ambas firmas de comercio electrónico, han establecido operaciones en India.

Hay esfuerzos por cerrar las brechas en Edogawa. Puranik opera un centro cultural en su casa donde estudiantes japoneses toman clases de yoga, y estudiantes indios y japoneses aprenden a tocar la tabla india con un profesor de percusión japonés.

Los funcionarios japoneses también brindan lugares y asistencia para festivales culturales indios. Puranik dijo que esos gestos eran gentiles, pero que era más importante brindar una mayor capacitación en idioma japonés e instrucción cultural.

“Tiene que haber más interacción”, dijo.

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