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El Partido Liberal Democrático (PLD) de Japón, que ha gobernado al país durante la mayor parte de las últimas siete décadas posteriores a la posguerra, se encuentra actualmente en una de sus peores crisis de confianza.

Este domingo, perdió la mayoría parlamentaria en las elecciones generales, un reflejo del creciente desencanto de la población con el partido. Esta derrota se debe principalmente a escándalos de corrupción y malversación de fondos que han puesto en duda la integridad de sus líderes, incluidos varios exprimeros ministros y altos funcionarios del partido.

Según Yu Uchiyama, politólogo de la Universidad de Tokio, el PLD ha actuado más como un partido de consenso, ajustándose a las expectativas de los votantes en lugar de mantener posiciones firmes.

 

La derrota del PLD, en perspectiva

 

De acuerdo con The Japan Times, el PLD se consolidó como el representante de los valores conservadores y la estabilidad económica, logrando una popularidad que le permitió gobernar Japón en alianza con poderosos grupos industriales, agrícolas y religiosos. Además, se asocia al partido con el «milagro económico japonés», ya que fomentó políticas de seguridad y gasto público que beneficiaron la infraestructura y la industria nacional.

La primera vez que perdió las elecciones fue en 1993, tras conflictos internos relacionados con la burbuja inmobiliaria y algunos casos de corrupción. Sin embargo, menos de un año después regresó al poder.

Posteriormente, en 2009, el PLD volvió a perder el poder de forma aplastante y fue sustituido durante tres años por el entonces Partido Democrático de Japón, un partido de centro-izquierda. Sin embargo, su ineficiente respuesta al desastre nuclear de Fukushima de 2011 provoó que el PLD liderado por Shinzo Abe regresará al poder a finales de 2012.

Unos años después, en 2017, surgieron los casos de Moritomo Gakuen y Kake Gakuen, que alteraron la percepción pública sobre el favorecimiento de amigos y familiares en decisiones de política pública. A partir de este momento, se cuestionó el proceso de formulación de políticas en Japón debido a la centralización del poder desde la Oficina del Primer Ministro en los años 90.

En julio de 2022, Shinzo Abe fue asesinado durante un discurso de campaña en apoyo a candidatos del Partido Liberal Democrático para las elecciones de la Cámara Alta del Parlamento.

Caso Moritomo Gakuen y Kake Gakuen

 

El escándalo de Moritomo Gakuen, una escuela privada japonesa, surgió cuando se reveló que la institución compró un terreno público en Osaka a un precio bastante inferior al de mercado en 2016 para la construcción de una escuela. Según el medio japónes, el terreno que originalmente tenía un valor de 956 millones de yenes (6.37 millones dólares), se vendió por sólo 134 millones (893,333 dólares), lo que supone un descuento de más de 800 millones de yenes.

La controversia se intensificó debido a la participación como Directora Honoraria de dicha escuela, Akie Abe, esposa de Shinzo Abe, quien fue vinculada públicamente al proyecto. Documentos oficiales revelaron que ciertos registros del terreno se alteraron para ocultar su participación, lo que levantó sospechas de manipulación política y abuso de poder.

Poco después, sucede el caso de Kake Gakuen, otra institución educativa privada pero ahora dirigida por Kotaro Kake, amigo personal de Abe. Según la Fundación de Tokio para investigación política, el caso Gakuen puso de manifiesto las reformas institucionales desde los 90, que buscaban reducir el poder de los burócratas y fortalecer el liderazgo directo del primer ministro.

El mismo año en que se reveló la compra del terreno en Osaka, 2017, el gobierno de Abe autorizó la apertura de una nueva facultad de veterinaria, la primera en Japón en más de 50 años, y otorgó el permiso específicamente a Kake Gakuen.

Esto levantó sospechas, ya que la apertura de nuevas facultades de veterinaria había estado restringida por mucho tiempo debido a una baja demanda laboral en el campo. Abe negó cualquier participación indebida, y el caso fue investigado en el parlamento japonés, donde la oposición presionó por una explicación.

 

El escándalo de los Cerezos en Flor

 

Para 2020, otro evento que impactó al PLD fue el uso de recurso público para fiestas de observación de cerezos en flor, en el cual Abe fue acusado de financiar parcialmente para sus seguidores.

Las festividades, que inicialmente se consideraban eventos gubernamentales, terminaron siendo vistas como actos de autopromoción, lo que provocó indignación entre los contribuyentes japoneses. Abe pidió disculpas públicas tras admitir errores en los fondos políticos no reportados por hasta 30 millones de yenes (cerca de 289,807 dólares) y corrigió sus declaraciones previas en el parlamento.

Según AlJazeera, el caso fue descubierto después de que los legisladores de la oposición cuestionaran la diferencia de costo cubierta por la oficina de Abe en una cena de 2018, lo cual violaría las normas que prohíben a los políticos ofrecer regalos a sus electores.

El secretario de Abe, Hiroyuki Haikawa, fue multado con 1 millón de yenes (9,650 dólares) por omitir el reporte de 11.6 millones de yenes (111,600 dólares) en cuotas de admisión y un pago de 18.7 millones de yenes (180,000 dólares) al hotel.

La fiscalía no presentó cargos contra Abe, citando falta de pruebas, lo que provocó indignación en redes sociales y la tendencia “Protesto contra la decisión de no imputar a Shinzo Abe”.

Abe dejó el cargo de Primer Ministro en septiembre de 2020 debido a problemas de salud pero reconoció haber declarado incorrectamente al menos 118 veces frente al parlamento; provocando un riesgo para su sucesor, Yoshihide Suga. Sin embargo, Suga no se postuló para las elecciones generales recientes, fue Fumio Kishida, asumió el liderazgo del Partido Liberal Democrático

 

Financiación irregular de campañas

 

La semana pasada, el Partido Liberal Democrático (PLD) de Japón enfrentó una nueva polémica previo a las elecciones generales del fin de semana, luego de revelarse que había otorgado fondos a capítulos locales encabezados por candidatos que, sin contar con el respaldo oficial del partido debido a un escándalo de dinero, seguían participando en la contienda.

Según una fuente del partido, el PLD asignó 20 millones de yenes (130,000 dólares) a cada división local, independientemente de quién lo dirigiera. Esta práctica recibió críticas inmediatas de los líderes de los partidos de oposición, quienes la consideraron como una forma encubierta de apoyar a miembros involucrados en el escándalo que se postulaban sin el respaldo oficial del PLD.

Hiroshi Moriyama, secretario general del PLD, insistió en que los fondos no se proporcionaron a candidatos en la elección, sino a las sucursales locales como «gastos de actividad para la expansión de la fortaleza del partido». Yoshihiko Noda, líder del principal partido de oposición, el Partido Democrático Constitucional de Japón, declaró: «No es diferente de dar respaldos oficiales a los miembros relacionados con el escándalo».

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