Las perspectivas bélicas en el estrecho de Taiwán, con la perenne amenaza china de recuperar la soberanía de la isla, están forjando una triple alianza entre Estados Unidos, Japón y Australia para defender sus intereses en el Pacífico.
Pekín no oculta sus intenciones de integrar Taiwán en la República Popular China y su presidente, Xi Jinping, ha dejado claro que no renuncia «al uso de la fuerza» para conseguirlo. En los últimos meses, el ejército chino ha llevado a cabo amplias maniobras militares frente a las costas de Taiwán y Xi ha ordenado a sus tropas que concentren sus esfuerzos en «prepararse para la guerra».
Ante ese escenario, Washington ha prometido defender la soberanía de Taiwán frente a cualquier amenaza exterior y está aumentando la ayuda militar al gobierno de Taipei. En el Pentágono ha crecido el temor a que China cruce la línea roja y trate de invadir la isla, un recelo que también comparten Japón y Australia.
Recientemente, Camberra y Tokio firmaron una declaración conjunta en la que ambos gobiernos se comprometen a unir fuerzas para hacer frente a «contingencias que puedan afectar nuestra soberanía e intereses de seguridad regional».
Australia también ha dado el visto bueno a la llegada de bombarderos B-52 estadounidenses, con capacidad nuclear, a su territorio. De hecho, ya se están ampliando las instalaciones de la base de australiana de Tindal, al norte del país, para acogerlos.
Se prevé una reunión tensa entre Biden y Xi
Pekín ha confirmado este viernes que el presidente Xi Jinping asistirá a la cumbre del G20 que se celebra la próxima semana en Bali (Indonesia), donde se reunirá con su homólogo estadounidense, Joe Biden.
Aunque la Casa Blanca ya adelantó el jueves que ambos líderes se reunirían el próximo lunes 14, un día antes de que empiece la cumbre, China no había confirmado hasta ahora ni la asistencia de Xi al G20 ni el encuentro con Biden.
El miércoles, durante una rueda de prensa en la Casa Blanca, el mandatario estadounidense afirmó que no hará concesiones a Xi durante la reunión y reafirmó que no busca el conflicto. Y admitió que Taiwán «seguramente» formará parte de las conversaciones con el líder chino.
No obstante, la reunión se prevé tensa, pues Pekín ha insistido en que la isla es de su «interés central» y que «Washington debe ponerse a trabajar con China para evitar malentendidos y errores de cálculo».
Biden y Xi comparten una larga relación personal: ambos se conocieron hace más de una década cuando eran vicepresidentes de sus países y compartieron múltiples viajes, reuniones y cenas.
Será, sin embargo, la primera vez que se vean cara a cara desde que ambos son presidentes de sus respectivos países, aunque han mantenido dos reuniones telemáticas en el último año.