La pandemia de la COVID-19 perturbó la economía mundial durante tres años completos. Durante este tiempo, China, con la población más grande del mundo, mantuvo un fuerte impulso de crecimiento a pesar de los desafíos para contener la pandemia de la COVID-19. Los datos del Banco Mundial muestran que en 2020, China fue la única entre todas las principales economías en registrar un crecimiento positivo del PIB.
En 2021, la economía china aumentó más del 8 % y las actividades económicas internas volvieron a la normalidad. Lo que es más importante, China se ha centrado en la economía real y continuó con políticas monetarias prudentes que mantuvieron la inflación interna bajo control. Pero otros, especialmente los países desarrollados, optaron por un camino más rápido y fácil. Llevaron a cabo una relajación monetaria masiva, que no solo aumentó la carga de la deuda de las economías emergentes, sino que también avivó la inflación y alimentó la actual crisis del costo de vida.