El pasado martes, el ministerio ruso de Defensa anunció el lanzamiento de misiles de crucero antibuque Moskit contra un blanco simulado en el mar de Japón.
El ejercicio se encuadraba en las maniobras que la Flota rusa del Pacífico está efectuando como respuesta a la visita a Ucrania del primer ministro japonés, Fumio Kishida.
Diseñado originalmente para lanzarse desde un barco, el P-270 Moskit –producido por MKB Raduga en 1983– es un misil de crucero antibuque propulsado por cuatro estatorreactores supersónico.
A pesar de su diseño original, el Moskit ha sufrido modificaciones que permiten lanzarlo también desde tierra y desde el aire. Puede albergar ojivas convencionales y nucleares.
El Moskit se articula en cuatro secciones: una cabeza de guiado que alberga todo el sistema de navegación y localización de objetivos.
Una sección de propulsión con el motor y los depósitos de combustible. Una sección de control que contiene los sistemas de control de vuelo. Una sección de carga útil situada en la parte trasera que contiene la ojiva explosiva. La ojiva, de 300 kilos, tiene capacidad nuclear.
El Moskit puede alcanzar una velocidad máxima de 3.675 kilómetros por hora, una altitud de vuelo de 20 metros y posee un rango operacional de entre 90 y 120 kilómetros.