El informe pone sobre la mesa un debate que cuestiona la actuación de Occidente en una región con la que compartimos historia, cultura, idioma y vínculos que van más allá de las relaciones comerciales.
Las teorías que atribuyen a China la búsqueda del control político y económico en los Estados iberoamericanos para ponerlos al servicio de sus intereses parecen confirmarse, según indica un informe realizado por el Centro de Estudios, Formación y Análisis Social del CEU San Pablo (CEU-CEFAS).
China se ha convertido en la potencia mundial con más poder en el continente sudamericano y ha obligado a los Estados sudamericanos a firmar cláusulas de alineamiento político a cambio de los préstamos de Pekín.
En ese sentido, el estudio ‘La Influencia de China en Iberoamérica’ recoge los retos de la nueva configuración estratégica y el papel que la Unión Europa y Estados Unidos juegan en esta región, donde el gigante asiático ha logrado desempeñar hoy un papel predominante.
China ha evolucionado de una situación de «política fría y economía caliente» a otra de «política y economía calientes» con respecto a Iberoamérica.
China incluye cláusulas de alineamiento político en sus préstamos a los países iberoamericanos
A diferencia de las instituciones financieras occidentales, Pekín no incorpora grandes exigencias financieras, democráticas o medioambientales a sus préstamos.
Además, en algunos casos, incluye cláusulas de alineamiento político o tecnológico por parte de los países iberoamericanos con el gobierno de Xi Jinping.
A pesar de ello, Eduardo Puig de la Bellacasa, responsable del área internacional para América de CEU-CEFAS y uno de los autores del informe, afirmó en la presentación del documento que «existe la percepción de que Estados Unidos ha intervenido en la política interna de los países iberoamericanos, mientras que China aparentemente no. Y es esta misma percepción la que ha favorecido a la influencia china en la región; las sociedades de estos países consideran que su influencia es buena».
Fernando Nistal González, responsable de Formación y Programas de CEU-CEFAS, destacó la importancia del papel de los medios de comunicación, ya que «venden al régimen chino de manera positiva».
Según Nistal, «China no tiene prisa, va sembrando sus objetivos a medio-largo plazo» y tener a la opinión pública de su parte es una buena baza para conseguirlos.
El informe muestra cómo la situación de inmigrantes asiáticos en la región, la influencia cultural china a través de institutos Confucio –instituto no lucrativo cuyo objetivo es promover la lengua y la cultura chinas–, o la cooperación científico-tecnológica han conseguido «comerse la tostada» de Occidente y convertir a China en la actual potencia con más peso en Iberoamérica.
«China tiene tal peso demográfico que hace que cualquier cosa que se produzca dentro de sus fronteras repercuta en el resto del mundo. La economía china es una mezcla entre mercado y estatalización. Mientras los modelos europeos se centran en democracias, en China existe un dirigismo político. Por ello, lo que debe hacer Occidente es incidir en la construcción de relaciones que vayan más allá de lo económico, hacia lo cultural y verdaderamente trascendente», señaló Moya.
«No hay que perder la esperanza –concluyó–, lo que hay que hacer es cambiar las tendencias. Occidente tiene todavía mucho trabajo por delante. Hay que ocuparse, más que preocuparse».