El presidente de Rusia, Vladímir Putin, llegó a Beijing para dar inicio a una visita de Estado de dos días que subraya su estrecha sintonía con el líder chino, Xi Jinping, mientras su país avanza en Ucrania.
La visita, la primera salida simbólica al extranjero de Putin desde que asumió un nuevo mandato como presidente de Rusia la semana pasada, es la última señal de la consolidación de las relaciones a medida que ambos acercan sus países ante las fuertes fricciones con Occidente.
Putin aterrizó en la capital china horas después de que el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, anunciara el miércoles a través de su oficina que suspendería todas sus próximas visitas internacionales, mientras sus fuerzas se defienden de los avances rusos en la región nororiental de Járkiv, en su país.
Se espera que la guerra, así como el conflicto en Gaza, figuren en las reuniones de Xi y Putin, junto con las conversaciones sobre sus crecientes lazos comerciales, energéticos y de seguridad.
Antes del viaje, Putin elogió el «nivel sin precedentes de asociación estratégica» entre ambos países en una entrevista concedida al medio estatal chino Xinhua.
Dijo que los líderes pretendían «reforzar la coordinación de la política exterior» y profundizar en la cooperación en «industria y alta tecnología, espacio exterior y usos pacíficos de la energía nuclear, inteligencia artificial, energías renovables y otros sectores innovadores».
También elogió los «enfoques de China para resolver la crisis en Ucrania». Beijing nunca ha condenado la invasión rusa, más bien se declara neutral en el conflicto y ha pedido conversaciones de paz que tengan en cuenta las posiciones de ambas partes.
Los dos líderes, que declararon una asociación «sin límites» semanas antes de la invasión de febrero de 2022, han seguido reforzando los lazos diplomáticos, comerciales y de seguridad de sus países desde la invasión rusa de Ucrania. Ambos se consideran socios clave en su visión convergente de remodelar un orden mundial que consideran liderado por Estados Unidos.
El comercio entre ambas economías se ha disparado tras la guerra, alcanzando niveles récord el año pasado, mientras otros países introducían sanciones destinadas a vaciar las arcas de guerra rusas y limitar su acceso a bienes que pudieran utilizarse en el campo de batalla.
Xi recibe a Putin en Beijing en un momento en el que el líder chino está sometido a una presión cada vez mayor por parte de Estados Unidos y Europa para que garantice que las exportaciones chinas no están contribuyendo al esfuerzo bélico de Rusia.
En las últimas semanas, funcionarios de la Casa Blanca se han enfrentado a China por lo que consideran un apoyo sustancial de Beijing -en forma de bienes como máquinas-herramienta, motores para drones y turborreactores y microelectrónica- a la base industrial de defensa rusa.
Este es el cuarto encuentro en persona entre Xi y Putin -conocidos por su química personal- desde la invasión y la segunda visita de Putin a Beijing en ese tiempo. Xi también visitó Moscú en 2023, tras iniciar su nuevo mandato como presidente de China.
Se espera que ambos líderes firmen una serie de acuerdos bilaterales, según informó el Kremlin el martes. También se espera que celebren los 75 años de sus relaciones diplomáticas en lo que los medios estatales chinos han descrito como un «evento de gala».
Además de reunirse con Xi en Beijing, también está previsto que Putin visite Harbin, capital de la provincia nororiental china de Heilongjiang, fronteriza con el Lejano Oriente ruso, donde asistirá a foros de comercio y cooperación.