- China ha reducido la exportación de productos refinados un 40% en un año
- En 2021 exportaba 400.000 barriles de diésel por día y ahora solo 50.000
- China tiene unos inventarios de petróleo que rondan los 930 millones de barriles
- A primera vista se podría decir que algo muy raro está pasando en el mercado energético de China. Las refinerías del país están acumulando ingentes cantidades de petróleo, mientras que reducen sus operaciones de refino. Es decir, China está tensando el mercado de crudo con sus compras (el petróleo es escaso en este momento) y no lo está convirtiendo en derivados para exportarlos al resto del mundo (la gasolina, el queroseno o el diésel también escasean), como había venido haciendo desde mediados de 2021. Casualidad o no, lo cierto es que Pekín está haciendo un flaco favor al mundo y un gran favor a la estrategia de Putin (usar las materias primas como arma de guerra).
Pese al parón de junio (China redujo las importaciones de petróleo), Pekín lleva meses llenando sus tanques de almacenamiento de crudo, mientras que la cantidad de petróleo procesado a través de las refinerías chinas se ha reducido a niveles mínimos de los últimos diez años. Esta falta de coherencia (comprar mucho petróleo para refinar muy poco) puede responder a motivos políticos, a una inteligente estrategia de Pekín ante la previsión de una mayor subida del precio del ‘oro negro’, o puede que China se haya tomado muy en serio el cambio climático y la descarbonización (Pekín anunció un plan para reducir las exportaciones de productos derivados del petróleo por ser muy contaminantes).
Ben McWilliams, investigador de Bruegel, comenta en un análisis publicado esta semana que China es una excepción energética a nivel global. Pekín está acumulando inventarios (mientras que caen en el resto del mundo) y tiene gran capacidad ociosa de refino (mientras que el refino mundial no da abasto).