¿Para qué sirven los debates presidenciales? Los de Argentina y Ecuador reviven la pregunta

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Tanto en Argentina como en Ecuador, los recientes debates presidenciales tuvieron gran audiencia televisiva y repercusión en redes sociales. Sin embargo, expertos consultados por Sputnik reflexionaron sobre la capacidad real de estas instancias de modificar la intención de voto.
El domingo 1 de octubre, Argentina Ecuador coincidieron en sus debates presidenciales, una oportunidad para que los candidatos confrontaran sus ideas en en un debate televisado.
En Ecuador la contienda se desarolló entre Luisa González, de Revolución Ciudadana, y el empresario y dirigente de la alianza Acción Democrática Nacional (ADN), Daniel Noboa, quienes fueron los ganadores de la primera vuelta electoral realizada en agosto. Antes de las primarias ya se había producido un primer debate con siete candidatos y un atril vacío por el asesinato de Fernando Villavicencio.
Por su parte, Argentina convocó a los candidatos Javier Milei de la Libertad Avanza, Patricia Bullrich de Juntos por el Cambio, Sergio Massa de Unión por la Patria, Myriam Bregman, del Frente de Izquierda, y a Juan Schiaretti, candidato de Hacemos por nuestro país.

En Ecuador el debate se desarrolló a dos semanas del balotaje, previsto para el 15 de octubre, mientras que los dirigentes argentinos se enfrentarán en un segundo debate el 8 de octubre antes de hacerlo en las urnas el 22 de octubre.
«En la mayoría de los casos sirven para visibilizar los procesos electorales y democráticos», dijo a Sputnik Juan Belbis, codirector de la consultora argentina Betta Lab y docente universitario de Comunicación Política.
El experto remarcó que en Argentina el voto es obligatorio pero no sucede lo mismo en todos los países de la región, por lo que el debate es una buena herramienta para convocar a la ciudadanía.

«Todo aquello que siembre la conversación en una sociedad que está tan desgastada, tan apática en muchos casos o tan descontenta con la política, está bueno», valoró Belbis.

La lucha por los indecisos

Más allá de informar a la ciudadanía, los candidatos que se enfrentan en un debate buscan convencer a los indecisos. En Ecuador, este porcentaje es significativamente amplio.
De acuerdo a la encuestadora Cedatos, 37,5% de los ecuatorianos aún se mantiene indeciso respecto a su voto. El grupo que más duda de a quién elegir en las urnas son los jóvenes, precisamente los votantes de 16 a 25 años.
La campaña en campo en el país estuvo limitada por el aumento de la violencia y el riesgo al que se exponen los aspirantes, más aún, tras el asesinato del candidato presidencial Fernando Villavicencio. En ese sentido, el debate se posicionó como una buena oportunidad para tener visibilidad.

En Argentina, el porcentaje de indecisos es bastante menor, representa un 9%, según la encuestadora Opinaia.
En diálogo con Sputnik, el doctor en Ciencia Política y docente universitario Facundo Galván consideró que la incidencia de los debates en los votantes aún es motivo de discusión.

«Mucha gente va a ver cómo se luce su candidata o su candidato y no tiene más que una animadversión o un sentimiento previamente negativo con los contrincantes de su favorito», sostuvo.
Sin embargo, remarcó que «puede haber un votante independiente sin preferencia clara, a quien el hecho de haber un debate le ayuda a entender las propuestas de políticas públicas y de orientación de cada una de las fuerzas políticas y de sus principales candidaturas».
No obstante, descartó que los debates sean de los eventos más significativos a la hora de repercutir en el comportamiento electoral.
En esto coincidió Belbis, que sostuvo que el debate no logra alterar las grandes tendencias y favoritismos. Si bien calificó de «útiles» y «necesarias» estas instancias, descartó que sean «el vector que modifique el resultado de un proceso electoral».

or otra parte, los candidatos que participan en los debates suelen ser calificados en los medios de comunicación como «ganadores» o «perdedores» por varios factores: su capacidad argumentativa, el nivel de control, la claridad en las respuestas, la capacidad de dejar en jaque a los demás aspirantes y hasta el lenguaje corporal.
Sin embargo, para Galván, los debates no presentan como objetivo que haya un candidato triunfador, sino que esto es «una construcción de los medios para poder vender el debate, generar polémica, que se consuma».

«El principal punto del debate es mostrar que en una democracia real hay opciones de orientaciones de políticas públicas sustantivas diferentes y que las mismas se intercambien y se pongan a juicio y a evaluación de la ciudadanía», sostuvo.

Una discusión política mediática

El debate adquirió un elevado nivel de mediatización. En Argentina, durante las primeras horas de transmisión, el rating se mantuvo cerca de los 35 puntos a lo largo de la transmisión y alcanzó picos que superaron los 40 puntos, según consignó el medio argentino Página 12.
En Ecuador, sólo a través de los canales de Youtube del Consejo Nacional Electoral y las televisoras Ecuavisa y El Universo, 500.000 personas vieron el debate.
Más allá de la popularidad que adquirió el debate en las audiencias tradicionales de televisión, las repercusiones se extendieron en las redes sociales y otras plataformas. «Siguen mediatizándose fragmentos de las conversaciones», apuntó Belbis.
En ese sentido el experto remarcó que si bien algunas repercusiones son «incontrolables», otras fueron buscadas por los propios equipos de trabajo de los candidatos para generar mayor presencia en las redes sociales. Días más tarde aún se ven frases llamativas o incluso memes de las reacciones de los candidatos.

A los ojos de Belbis, es positivo que, en el marco de la campaña, las fuerzas políticas se reúnan en un mismo espacio que pueda, de alguna manera, igualar las condiciones en que los candidatos se dirigen a sus votantes.
«En lo mediático en muchos casos hay asimetrías, hay capacidades de juego de los diferentes espacios políticos y está bueno que haya un espacio mediático central donde todas las fuerzas tengan un espacio igual, compartido».
Además, para el experto la instancia invita a los candidatos a salir de los usuales «monólogos» que repiten en sus spots, en los contenidos que se difunden en las campañas o en las entrevistas a las que acuden y se presenta como una oportunidad para enfrentar diversas voces.

El debate: una oportunidad para los candidatos menos visibles

Desde Betta Lab siguieron el debate presidencial argentino y analizaron cómo eran buscados los nombres de los candidatos en tiempo real. Así, observaron que Schiaretti y Bregman fueron los candidatos más buscados en Google.
«Los candidatos más buscados en Google durante el momento del debate fueron aquellos que menos visibilidad tienen, los que de hecho menos porcentaje de votos sacaron», apuntó Belbis.
En las primarias argentinas de agosto, el aspirante cordobés reunió 3,71% de votos y la dirigente de izquierda alcanzó un 2,61% de los apoyos, quedando en cuarto y quinto lugar luego de las candidaturas de La Libertad Avanza (29,8%), Juntos por el Cambio (28%) y Unión por la Patria (27,28%).
Para el experto, el aumento de las búsquedas revela que los candidatos «tuvieron un nivel de visibilidad mayor» tras el debate presidencial.

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