Brasil fortalece su relación estratégica con China. Los gobiernos firmaron un acuerdo de comercio mutuo que monedas locales y deja al dólar como factor de intercambio.
A partir de ahora, ambos países podrán realizar sus pagos en yuanes y reales, sin necesidad de convertirlos primero al dólar estadounidense. Desde 2009, China ha sido el principal socio comercial de Brasil, superando a EEUU y ubicándolo por delante, en varias ocasiones, de Argentina y el Mercosur.
Este paso se produce en medio de fuertes presiones de Estados Unidos para que Brasil no avance en la relación con el gigante asiático. Como reveló en exclusivo LPO, el Secretario de Estado de Estados Unidos Antony Blinken, hizo llegar su malestar por el viaje de Lula a China y amenazó con no invertir 400 millones de dólares para ayudar con la reforestación del Amazonas.
La gira presidencial se suspendió por un cuadro de neumonía de Lula y se reprogramó para entre el 11 y el 14 de abril. Queda claro que a pesar de la presión de Washington, el presidente brasileño decidió alinearse con China, no sólo por lograr una nueva fecha rápidamente sino también por empujar la designación de Dilma Rousseff como presidenta del Banco de Desarrollo de los BRICS, una entidad financiera determinante para la idea de construir una nueva arquitectura financiera independiente de los intereses de Estados Unidos.
Para el profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Pontificia de Minas Gerais, Javier Vadell, «hay que aclarar que no se trata del fin del dólar ni mucho menos sino que estamos frente a un proceso de desmonopolización que es gradual a medida que se pierde confianza en esa moneda y en Estados Unidos».
Para el especialista, «esto puede reducir costos de transacción porque todos los insumos se compran en dólares y abrir nichos de negocios en Brasil gracias a la apertura del mercado de China a pequeños productores que no tienen acceso a divisas. Es un pasó más».
«Lo otro importante es que se autorizó al Bank of Communications (Bocomm) para implementar el CIPS, el SWIFT chino, como mecanismo de pago que facilita el pago sin pasar por el sistema que controla Estados Unidos y Occidente. Por la guerra, China y Rusia usan el CIPS como también muchos países de Asia y África», agregó Vadell.
Vadell sostiene que el fortalecimiento de las relaciones sino-brasileñas no es un problema para el Mercosur o para Argentina. «El verdadero problema para el Mercosur es que Paraguay no reconozca a China pero, según tengo entendido, eso tiene los días contado. Hay consenso cada vez más fuertes para permitir acuerdos con el Mercosur. En el caso de Argentina, este gobierno brasileño piensa una cooperando Tri-partita con China pero hay que trabajarlo mucho», apuntó.
Otra señal de alineamiento fue la decisión de Brasil de no firmar el documento contra Rusia en el Foro por la Democracia impulsado por Estados Unidos. Al contrario de la decisión de Argentina de acoplarse a EEUU y enfriar acuerdos millonarios con China a cambio de un apoyo de la Casa Blanca en el FMI.
En la misma sintonía está el viaje de Celso Amorin, asesor presidencial de Lula y Canciller de facto de Brasil, a Rusia para jugar el rol de mediador en la guerra.
En ese sentido, Javier Vadell asegura que «a Estados Unidos no le gusta la sociedad con China pero tampoco la relación de Brasil y Argentina con un Mercosur firme. El punto central es que la intención de EEUU va a perder la pelea por frenar a China, la está perdiendo como pasó con Honduras que acaba de reconocer a China y pierde con gobierno neoliberales como Ecuador que está por cerrar un acuerdo de libre comercio». «Hay un nuevo centro mundial que no es occidental, que es China y toda esa región que es la más dinámica del mundo. El problema es que EEUU no ofrece bienes públicos internacionales. Presiona para que Brasil no use la tecnología de Huawei pero no ofrece nada a cambio, sólo sanciones.», concluyó Vadell.