La Unión Europa y Nueva Zelanda han anunciado un acuerdo de libre comercio con el que se retirarán aranceles a exportaciones del sector primario y con el que se esperan aumentar un 30 por ciento los intercambios comerciales. «Es un momento histórico en la cooperación comercial con Nueva Zelanda», ha afirmado la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en una declaración junto a la primera ministra neozelandesa, Jacinda Ardern, en la sede del Ejecutivo comunitario en Bruselas.
El acuerdo «sólido y moderno» llega tras cuatro años de negociaciones y traerá oportunidades para los consumidores y productores en el país oceánico. «La UE es el tercer principal socio comercial de Nueva Zelanda y con este acuerdo deberíamos poder incrementar la relación entres los dos un 30 por ciento», ha señalado Von der Leyen. Con este acuerdo comercial, las inversiones europeas tienen el potencial de crecer un 80 por ciento y las exportaciones anuales de la UE llegar hasta los 4.500 millones. Los cálculos de Bruselas es que las empresas europeas se podrán ahorrar 140 millones desde el primer año de aplicación
Por su lado, el acuerdo representa nuevas oportunidades para exportadores neozelandeses, que tendrán mejor acceso al mercado europeo, pero con todo, Bruselas insiste en que quedan protegidos 240 productos europeos con la denominación geográfica. Según ha defendido, se trata del acuerdo comercial más ambicioso en materia de sostenibilidad, ya que cuenta con un capítulo sobre reducción de hidrocarburos y contempla la aplicación de sanciones para actividades que vayan contra los acuerdos climáticos de París. Von der Leyen ha concluido que el pacto es bueno para ambas partes y, yendo un paso más allá, ha subrayado que muestra que las democracias mundiales están «unidas y fuertes». «El mundo necesita señales claras de que las democracias dan resultados, porque los valores que representamos están siendo desafiados (…) por lo que las democracias deben levantarse y estar unidas», ha señalado, tras denunciar las turbulencias económicas mundiales que provoca la invasión rusa de Ucrania.
Por su lado, Ardern ha destacado que la conclusión del acuerdo con la UE marca un «hito» para dos «socios bien conectados y afines» y lo ha vinculado a la buena cooperación con Europa en los últimos meses frente a la guerra en Ucrania en materia de sanciones y en la denuncia de la agresión rusa y las consecuencias en los precios de los alimentos y la energía.