La relación de Nueva Zelanda con la India está en problemas

La relación de Nueva Zelanda con India no goza de buena salud. Ese es el mensaje subyacente de una rara visita a Nueva Zelanda del ministro de asuntos exteriores de la India, el Dr. Subrahmanyam Jaishankar.

Jaishankar se reunió con su homólogo de Nueva Zelanda, Nanaia Mahuta, el jueves pasado, pero solo durante una hora.

En una conferencia de prensa con Mahuta en Auckland, Jaishankar criticó públicamente la falta de voluntad de Nueva Zelanda para renovar las visas de los estudiantes indios que habían salido de Nueva Zelanda durante la pandemia de COVID-19 y pidió un «tratamiento más justo y comprensivo».

La respuesta de Mahuta a las críticas fue pasarle la responsabilidad a Michael Wood, el ministro de inmigración de Nueva Zelanda, quien convenientemente no estaba presente, y señalar las dificultades sufridas por los propios estudiantes de Nueva Zelanda. Jaishankar reiteró sus críticas en otros compromisos durante su viaje y en Twitter. , y los comentarios dominaron la cobertura de los medios indios de su visita de cinco días a Auckland y Wellington.

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A pesar de las bromas habituales, había una sensación de que India había perdido la paciencia con Nueva Zelanda, un sentimiento que fue subrayado por la observación posterior de Jaishankar en Wellington de que «hay un mundo más grande ahí fuera».

Aún más preocupante desde la perspectiva de Nueva Zelanda fue la extraordinaria admisión de Mahuta de que un acuerdo de libre comercio “no era una prioridad para Nueva Zelanda o India”. En cambio, Mahuta solo pudo señalar la posible cooperación económica en «áreas de nicho», como los servicios digitales y los «negocios ecológicos», un enfoque aparentemente decepcionante que fue respaldado por Jaishankar.

Está muy lejos de la audaz y ambiciosa estrategia de la India que lanzó Nueva Zelanda con bombos y platillos en febrero de 2020, cuando el entonces ministro de Relaciones Exteriores de Nueva Zelanda, Winston Peters, viajó a la India.

La estrategia, llamada “Invertir en la relación”, enumeró un acuerdo de libre comercio como uno de los principales objetivos. Pero el tema subyacente del plan era la necesidad de un compromiso sostenido a más largo plazo por parte de Nueva Zelanda para forjar lazos con la India, que es mucho más grande. Con este fin, el plan requería “compromisos gubernamentales de alto nivel más frecuentes para construir los aspectos comerciales, económicos, políticos y de seguridad de la relación”.

Por supuesto, el momento del lanzamiento de la estrategia resultó desafortunado. A las pocas semanas de la visita de Peters a Nueva Delhi, la mayor parte del mundo había entrado en algún tipo de bloqueo para combatir la pandemia de COVID-19. Pero el principio general, que Nueva Zelanda debe dedicar mucho más tiempo y esfuerzo a la relación con la India, sin esperar necesariamente una recompensa inmediata, sigue siendo cierto.

Las cifras comerciales demuestran las dificultades que enfrenta la relación de Nueva Zelanda con India.

Si bien las exportaciones de Nueva Zelanda a la India se acercaban a los 2 mil millones de dólares neozelandeses anuales en 2017, desde entonces se han derrumbado por debajo de los 800 millones de dólares neozelandeses.

El impacto de COVID-19 explica gran parte de esta diapositiva, pero de ninguna manera toda. El declive inicial comenzó en 2018.

De hecho, el deterioro ha sido tan dramático que India ahora ocupa solo el puesto 15 en la lista de los principales socios comerciales de Nueva Zelanda. Recientemente, en 2016, India era el décimo socio comercial más grande de Nueva Zelanda. A modo de comparación, Nueva Zelanda ahora vende menos a la India que a los Emiratos Árabes Unidos.

Además, las críticas directas de Jaishankar sobre el manejo de visas por parte de Nueva Zelanda sugieren que India no tiene prisa por alentar a sus ciudadanos a regresar a Nueva Zelanda ahora que la pandemia de COVID-19 ha disminuido.