Un ministro indio anunció este miércoles que la India realojará en apartamentos a los refugiados rohinyás que viven en campamentos en la capital, una decisión sobre «extranjeros ilegales» que negó horas después el Ministerio de Interior, en consonancia con la mano dura del Gobierno hinduista.
«Todos los refugiados rohinyás serán trasladados a apartamentos destinados a hogares económicamente desfavorecidos en la aldea de Bakkarwala, al oeste de Nueva Delhi», informó en Twitter el ministro de Vivienda y Asuntos Urbanos, Hardeep Singh Puri.
Puri describió este movimiento como una «decisión histórica» y detalló que los refugiados «serán provistos con las comodidades básicas, identificaciones del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), y con seguridad (policial) las 24 horas».
«La India siempre ha dado la bienvenida a quienes han buscado refugio en el país», sentenció el ministro.
Unos 1.100 rohinyás serán realojados durante la primera fase del plan, que fue aprobado ayer durante una reunión de alto nivel del Gobierno municipal, confirmó a Efe un funcionario bajo condición de anonimato.
La India adoptaba esta nueva hoja de ruta tras años de represión contra los miembros de esta discriminada minoría, que escaparon de Birmania sobre todo durante la ola de violencia del Ejército en 2017, una operación que la ONU calificó de limpieza étnica y posible genocidio.
Aunque la gran mayoría huyó al vecino Bangladesh, fueron también muchos los rohinyás que se dirigieron a la India, pese a que no existen datos actuales sobre su cifra exacta.
MARCHA ATRÁS
Pero solo unas pocas horas después, en un giro drástico a lo anunciado, el Ministerio de Interior, encabezado por el todopoderoso Amit Shah que llegó a llamar en el pasado a los migrantes irregulares «termitas», negaba en un comunicado la información recogida en los medios sobre los «extranjeros ilegales rohinyás».
«El Ministerio del Interior no ha dado instrucciones para proporcionar apartamentos destinados a hogares económicamente desfavorecidos a los inmigrantes ilegales rohinyás», subrayó, aclarando que esa había sido una «propuesta» del opositor Gobierno regional de Delhi, al que ordenaron mantener la «ubicación actual».
«Los extranjeros ilegales deben permanecer en el Centro de Detención hasta su deportación según la ley», sentenció el Ministerio de Interior.
Se estima que la India acoge a unos 40.000 refugiados procedentes de Birmania, de los cuales al menos la mitad aparecen en los registros de la ACNUR.
Las organizaciones humanitarias acusan a los grupos ultranacionalistas hindúes de amenazar a estos refugiados como parte de una creciente campaña contra la minoría musulmana, y de pedir la expulsión del país de los rohinyás.
Según Human Rights Watch (HRW), la India ha deportado a doce rohinyás a Birmania desde octubre de 2018, haciéndolo pasar por abandonos voluntarios.
Además, los activistas denuncian que las autoridades detuvieron en el último año a más de 150 rohinyás en la ciudad de Jammu, en la Cachemira india.
La India no es signatario de la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951 y por tanto no reconoce las identificaciones que otorga ACNUR a los refugiados para reconocer su estatus.
Este panorama impide a los rohinyás el acceso a la vivienda, el trabajo o la educación en la India, por lo que la mayoría se involucra en labores de escasa cualificación y desorganizadas, o se gana la vida buscando materiales útiles entre la basura. EFE