La guerra por chips entre EEUU y China «abre una oportunidad nueva para la economía de México»

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La guerra de los chips entre China y Estados Unidos tiene consecuencias económicas y de seguridad nacional. En medio de esta carrera tecnológica, México puede capitalizar sus ventajas y beneficiarse del nuevo escenario internacional, afirma el portal de noticias brasileño ‘G1’.

En un reciente artículo publicado en la web estos analistas brasileños afirman que «los chips son el alma de la economía moderna y el cerebro de todos los sistemas electrónicos de productos de consumo masivo, como coches, teléfonos, ordenadores e incluso aviones de combate. El país que domine la industria de los semiconductores tendrá prácticamente la economía internacional en sus manos».

«La industria militar depende cada vez más de los semiconductores avanzados para sus sistemas informáticos, sensores y capacidades de comunicación», afirma en entrevista con el medio brasileño el profesor en historia internacional Chris Miller, de la Universidad de Tufts en Massachusetts, Estados Unidos, especializado en temas económicos, tecnológicos y políticos.

El artículo hace referencia a que los semiconductores son también la fuerza motriz de innovaciones que revolucionarán nuestra forma de vida, como la inteligencia artificial y la computación cuántica.
«Aunque EEUU sigue siendo el líder en el campo del desarrollo de chips, la mayor parte de la fabricación se realiza fuera del país. De hecho, la mayoría de los chips tecnológicamente más avanzados se fabrican en Taiwán», apunta la publicación.
Hablando de los efectos que provocó la crisis de la COVID-19, como interrupciones en las cadenas de suministro, las empresas se dieron cuenta de que, a pesar de tener costes bajos, no pueden depender exclusivamente de China, por lo que «empezaron a mirar a otros países con la idea de reubicar sus operaciones. México podría ser una opción atractiva para la relocalización».

El medio estima, además, que el proceso de fabricación de semiconductores es bastante complicado. Hay que tener en cuenta el diseño, la producción de las herramientas, la fabricación de los propios chips, el embalaje antes de que se envíen al consumidor final.
Y el mayor problema consiste en que ningún país está especialmente centrado en todas las fases.
En este contexto, según expone el diario, «México puede desempeñar un papel importante en el ensamblaje y el embalaje. El país ya cuenta con una industria de ensamblaje desarrollada en el sector del automóvil y en el de los dispositivos médicos. Por eso, puede expandir esta ventaja a las industrias de ensamblaje y empaquetado de chips».

El país latinoamericano «tiene la geografía, la base industrial, la estructura de costos para hacer viable el ensamblaje y el empaquetado», cita G1 a Miller.

El medio recuerda que, además de coches y aparatos médicos, en México también se ensamblan servidores y ordenadores.

«Dado que las empresas están tratando de trasladar la cadena de suministro fuera de China, en el futuro será necesario ensamblar más ordenadores y servidores en México. Todos estos productos necesitan semiconductores. Hay varias industrias que los utilizan en gran cantidad y estarían muy entusiasmadas de ver a México jugar un papel más importante en el ensamblaje y empaquetado».

No obstante, según el docente universitario, la nación norteamericana necesita hacer más para desarrollar una estrategia. Así, el analista consultado argumenta que las empresas tomarán decisiones de inversión motivadas por la lógica empresarial, por lo que algunos incentivos fiscales pueden resultar atractivos para las empresas.
Lo más importante, según los dichos del experto, es crear «un ecosistema suficientemente amplio para el desarrollo de economías de escala» que reduzcan costes, como han hecho China, Vietnam y Taiwán.

«México lo tiene en ciertas industrias, como la automotriz, pero no en la de semiconductores o en la producción de ciertos componentes electrónicos», manifiesta Miller.

«En las últimas dos décadas, México perdió múltiples chances porque muchas empresas se han instalado en China, pero esa época ha terminado. Ahora hay una carrera entre el sudeste asiático y México para atraer a las empresas que abandonan China. Es una de esas oportunidades que se presentan una vez por generación», declara.
Y una razón de peso que menciona el experto es que la industria de los semiconductores puede repercutir en el crecimiento económico de un país.
El principal reto para la nación latinoamericana es la competencia existente entre países por atraer inversiones a la industria de semiconductores. «El Gobierno mexicano tiene que ser más estratégico para atraer empresas y tiene que demostrar que el país es el lugar adecuado para este tipo de industria», conluye.

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