Presupuesto japonés destina fondos masivos a drones de defensa
El ministerio de Defensa japonés prepara el presupuesto para el año fiscal 2026 con una asignación superior a un billón de yenes para drones. Fuentes gubernamentales reportaron esta iniciativa el 12 de agosto de 2025. La medida refuerza capacidades ofensivas y de reconocimiento en las Fuerzas de Autodefensa Terrestres, Marítimas y Aéreas. Japón prioriza el despliegue rápido de sistemas existentes. Esta estrategia responde a necesidades operativas urgentes en el contexto regional.
Entre los modelos seleccionados, Japón adquiere drones turcos rentables como el KARGU, probado en la guerra entre Ucrania y Rusia. Estos sistemas kamikaze atacan objetivos enemigos de forma directa. El ministerio evalúa opciones de bajo costo para grandes cantidades. Al mismo tiempo, Japón continúa con compras de drones estadounidenses grandes como el MQ-9B SeaGuardian. Este modelo realiza vigilancia marítima y costera prolongada en áreas estratégicas.
En abril de 2025, el ministerio estableció un equipo que estudia la integración de drones en operaciones militares. El plan de desarrollo de la fuerza de 2022 identifica estos sistemas como medio clave que reduce pérdidas humanas. La guerra en Ucrania aumentó la conciencia sobre la importancia de activos no tripulados. Japón adapta su planificación de capacidades a este contexto. La adquisición masiva equilibra superioridad numérica con equipo probado.
Para el año fiscal 2025, Japón asignó 41.500 millones de yenes para MQ-9B SeaGuardian y 3.200 millones de yenes para drones de ataque pequeños. Estos fondos refuerzan la defensa de islas del suroeste ante tensiones regionales. La Fuerza Marítima de Autodefensa planea adquirir 23 unidades de MQ-9B hasta 2032. Sojitz firmó acuerdos con General Atomics para entregas en 2025. Estas adquisiciones responden a reducciones en flotas tripuladas.
Aspectos clave en la estrategia de drones japonesa
- La adquisición del KARGU turco permite ataques precisos a bajo costo en islas estratégicas.
- El MQ-9B SeaGuardian efectúa vigilancia marítima amplia para control costero eficaz.
- Un equipo especializado analiza la integración operativa desde abril de 2025 en las fuerzas armadas.
- El presupuesto 2025 asigna fondos específicos para drones grandes y pequeños de ataque.
Modelos extranjeros aumentan capacidades inmediatas de Japón
Japón selecciona drones ligeros kamikaze de Turquía, Israel, Australia y España para despliegues masivos. El KARGU destaca por su eficacia demostrada en Ucrania. STM exporta versiones mejoradas con buscadores RF en 2025. Japón mostró interés en sistemas kamikaze turcos desde 2023. Estas adquisiciones cubren vacíos operativos actuales. La producción local requiere tiempo, por lo que soluciones extranjeras predominan a corto plazo.
Los drones estadounidenses MQ-9B SeaGuardian ya operan en Japón para misiones marítimas. La Guardia Costera firmó contratos para dos unidades en agosto de 2024, con entregas en 2025. La Fuerza Marítima busca compensar reducciones en aviones P-1. General Atomics confirma planes para entregar 23 drones después de 2028. Estos sistemas amplían la cobertura operativa en el mar de China Oriental. Japón controla zonas extensas con menor exposición humana.
A mediano plazo, Mitsubishi Heavy Industries desarrolla drones nacionales con inteligencia artificial. Las pruebas comenzarán en 2025 bajo la Agencia de Adquisición, Tecnología y Logística. Esta cooperación refuerza la autonomía estratégica. Japón equilibra importaciones con innovación local. El ecosistema de defensa gana impulso con presupuestos récord en 2025. Las inversiones totales superan $55 mil millones en capacidades modernas.
La política de volumen en drones forma parte de una modernización amplia. Japón enfrenta tensiones en el mar de China Oriental y necesita vigilancia aérea constante. Autoridades autorizaron derribar drones extranjeros en julio de 2025. El traslado de flotas Osprey a bases del suroeste refuerza defensas. Drones diversificados permiten responder a desafíos de seguridad en las próximas décadas. Japón utiliza recursos de forma óptima para lograr cobertura efectiva.