Y cuando menos nos lo esperábamos… Aparece una nueva guerra abierta contra Sony y Japón producida por congresistas norteamericanos que quieren que se investigue el proteccionismo nipón que está perjudicando a Xbox.
Los que hayáis estados atentos estos últimos meses al tema que envuelve a Microsoft, Activision Blizzard, Call of Duty y Sony, sabréis que todo está yendo por buen camino. Actualmente, las conclusiones provisionales de la CMA han dejado claro que no hay posibles daños a la competencia derivados de la compra de Activision Blizzard, ya que Call of Duty, que era el principal problema para Sony, estará disponible en todas las plataformas, algo que ya recalcó Microsoft hace unas semanas.
Por el momento, Jim Ryan sigue haciendo oídos sordos, creyéndo que Xbox podría empeorar las versiones de Call of Duty en sus consolas, subir el precio de los títulos o hacer que sean exclusivos solo del servicio Xbox Game Pass, algo que está confirmado que no será así. Así que ahora, mientras esperamos que se cierre la adquisición, sorprendentemente tenemos una nueva guerra abierta entre Sony y Japón.
Según hemos conocido gracias a nuestros compañeros de Axios, al menos 11 miembros del Congreso han mostrado su preocupación y presionado a la administración de Biden sobre las prácticas comerciales de Sony en Japón, las cuales están impidiendo que otras empresas como Xbox compitan en el mercado de videojuegos en ese país. La presión inesperada se hizo pública el pasado jueves, de la mano de la senadora Maria Cantwell (D-Wash.).
La carta de la senadora alega que Sony tiene el 98% del «mercado de consolas de gama alta en Japón», además de firmar acuerdos para alejar juegos japoneses exitosos de Xbox. Otras empresas grandes como Microsoft, funcionan muy bien alrededor del mundo, pero sus ganancias en Japón se ven reducidas por las prácticas de Sony, que suele obtener exclusivas de juegos importantes como con Final Fantasy.