Faltan 13 días para que la Argentina tenga presidente. La incertidumbre no cede

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El próximo domingo habrá debate presidencial en Argentina. La previa antes del último round. Solo para dos y nada más que para dos que, además, no fueron, son ni serán la voz de todos y todas. Allí, frente a las cámaras de TV estarán el oficialista de Unión por la Patria (UxP) Sergio Massa, 36,68% de las voluntades electorales en la primera vuelta; y, el titular del partido La Libertad Avanza (LLA), Javier Milei, 29,98%. Sin embargo, cuando faltan 13 días para votar, los temas de conversación en este país no están directamente vinculados con el cruce que protagonizarán esos dos contendientes.

La derrota de Boca frente al Fluminense en la Copa Conmebol Libertadores (información preferencial en los medios gráficos locales de ayer domingo, el día en que más se leen los diarios), la escasez de combustibles –especialmente el gasóleo en las gasolineras–, el precio del dólar en el mercado ilegal que no deja de rondar los $ 1.000 por unidad, la marcha ascendente de los precios, las góndolas semivacías en los híper y supermercados, las carencias en los sistemas de salud público y privado de insumos básicos (stents, reactivos para contraste aplicables en la realización de tomografías, por mencionar solo algunos y los más comunes), los colegios privados que cierran sus puertas por inviabilidad económica y financiera. Es indisimulable, una buena parte de la actividad en la Argentina está expectante. Moverse puede ser riesgoso. Para invertir, tal vez, sea necesario esperar “para ver qué pasa”.

Con la misma intensidad entre inversores, empresarios y los CEO de las principales empresas –nacionales y trasnacionales– que operan en este país, el tema son las proyecciones del exministro de Economía Domingo Felipe Cavallo, quien considera que en 2024 la inflación alcanzará el 300 %. En ese sentido vale recordar que en la semana siguiente al segundo turno electoral habrá de concluir el programa Precios Justos, que gestiona el actual gobierno del presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta Cristina Fernández –desaparecidos del espacio público desde varias semanas–, que incluye más de 50 mil productos –30 mil alimenticios y de higiene personal; y, 20 mil de otros rubros– cuyos costos se procuran mantener políticamente. Un intento poco efectivo para evitar el crecimiento del Índice de Precios al Consumidor (IPC) que en lo que corre de los últimos 12 meses se expandió en 140 %.

En el mismo trabajo de investigación cuyos resultados Cavallo hizo públicos, el autor considera que “después de la elección” –de la segunda vuelta– Massa, el ministro-candidato, habrá de sincerar la cotización del dólar en el mercado oficial ubicándolo en $ 500 por unidad. Hoy, ese indicador –después de la primera vuelta– cuando el Gobierno devaluó la moneda argentina 22 %, se encuentra en $ 365,50. Oficialmente la proyección realizada por el exgurú de la economía en los años 90 del siglo pasado fue desmentida tan enfática como oficialmente

Al escuchar la voz de la ciudadanía en las calles de este país es posible verificar que solo parcialmente la gente comparte las mismas preocupaciones que las de quienes integran la corporación política. Parecen dos mundos paralelos.

Una encuesta muy confiable por trayectoria y seriedad de los profesionales que la realizan a la que tuvo acceso La Nación, en las primeras horas de este lunes ubica a Milei casi 4 puntos por encima de Massa. Con el compromiso de no revelar su identidad, el encuestador precisa que “en la provincia de Buenos Aires –solo en ese territorio donde habita casi el 40 % del total del padrón electoral– Massa aventaja a Milei por 6 puntos” pero, inmediatamente, el investigador social aclara que “ese número no aparece como suficiente para compensar lo que el oficialista pierde en otros distritos”. No obstante, y con extrema prudencia, advierte que “todavía falta mucho para votar y, antes de ello, los dos postulantes protagonizarán un debate en la noche del domingo que viene”. Otros consultores hacen comentarios parecidos. Otras encuestas, con excepción de dos que dan arriba a Massa, marcan también el techo electoral que el candidato oficial parece tener. Mucha gente asegura en el ámbito que fuere que votará en blanco o que no concurrirán a votar. Al respecto, los encuestadores son muy concretos: “En los balotajes, hay un porcentaje muy alto de quienes así se expresan que, finalmente, votan a los candidatos opositores”. Más incertidumbre.

De todas formas, es necesario e importante tener a la vista que el diseño del gobierno que viene –a partir del 10 de diciembre próximo– es el que emergió del escrutinio del pasado 22 de octubre y, en ese contexto, está claro y en nada cambiará por el resultado del balotaje. Quien sea el futuro presidente ya sabe, desde entonces, cuál es el flamante mapa de la política argentina.

Entre 24 provincias, el centro derecha gobernará en 10; el peronismo en 8; en tanto que las 6 restantes serán gestionadas por partidos provinciales que, en orden a sus propios intereses territoriales, adherirán a los unos o a los otros. Los libertarios de Milei, no gobernarán ninguna.

En el Parlamento, tanto en la Cámara de Senadores como en la de Diputados, tampoco ninguna fuerza política dispondrá de quorum propio. Está claro entonces que quien llegue al despacho principal de la Casa Rosada –sede del gobierno federal argentino– tendrá que dialogar, dialogar y dialogar para hacer realidad algunas de sus promesas de campaña más audaces.

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