España ni supo ni pudo frenar a Japón y las niponas se divirtieron como niñas…

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España no fue España. A las nuestras les faltó contundencia -tanto en ataque como en defensa-, les faltó intensidad, les faltó competir, les faltó fútbol. Y a Japón le sobró. A estas alturas del día (de la noche, para los que me lean desde Wellington), y con las imágenes de los cuatro goles nipones todavía en la retina, cualquier análisis -en caliente- podría ser injusto. Por eso, me he tomado mi tiempo, he vuelto a ver el partido y, a continuación, voy a tratar de explicaros lo que -en mi humilde opinión- falló en España y en lo que brilló Japón.

En el España – Japón pasó que las niponas leyeron muy bien el partido y que las nuestras se equivocaron. Las de Futoshi Ikeda llevaron la batuta del partido. La iniciativa fue suya y su trabajo defensivo evitó que las nuestras estuvieran cómodas con el balón -nuestra mayor seña de identidad- y nos obligó a jugar en zonas del campo que carecían de peligrosidad. Además, esa movilidad ofensiva provocó que Japón se sintiese a gusto jugando a los espacios.

Mención aparte para la interpretación de los mismos y su aprovechamiento. Sublime. Cuando un equipo rival es tan bueno técnicamente y lee tan bien los espacios, necesitas ser intenso en defensa. Una circunstancia que desemboca en el siguiente fallo de España.

Ni ayudas ni contundencia…

El 1-0 es el mejor ejemplo. Con cero contundencia en la presión, España no llegaba a las disputas ni eliminaba las líneas de pases. Además, el balance defensivo tampoco era bueno, no había ayudas que evitasen la progresión de Japón, a la que le bastaban los pases a los espacios para romper el bloque defensivo nacional.

Y la pregunta del millón, ¿cómo se corrige esta circunstancia? Ante este tipo de ofensivas, donde continuamente nos buscaban los espacios a la espalda de la defensa, debemos cortar las trayectorias de las jugadoras ofensivas que rompen a los espacios, ya que así podemos ganar tiempo y sobre todo, tener ventaja de esas acciones defensivas. Una muestra de la correcta organización del equipo es el equilibrio y cómo éste se organiza para disputar y ganar esas segundas jugadas.

Desde mi punto de vista, el trabajo defensivo está muy relacionado con el aspecto mental. Prueba de ello es el 4-0. No sé si os habéis fijado, pero el cuarto gol viene de un saque de banda en contra que lanzan al espacio. España llega tarde a la disputa de ese balón y después se crea una situación de uno contra uno donde -en todo momento- la atacante lleva ventaja por la falta de ayudas y de contundencia.

Sin embargo, sería injusto centrar el tiro tan sólo en la defensa de España. A nivel ofensivo, a las de Jorge Vilda les han faltado ideas, chispa, ritmo. Además, su amplitud ofensiva ha generado muchos espacios en los carriles, que Japón ha aprovechado con contraataques rápidos, buscando los espacios y atacando los intervalos entre las defensas de España.

En cristiano: como Japón defendía en bloque bajo, tanto Ona como Olga subían mucho. Sobre todo, en ese carril zurdo, se generaba mucho espacio entre la lateral del Real Madrid y Rocío Gálvez. Y, claro, en cuanto Japón recibía el balón… buscaba esos espacios. En definitiva, un partido para olvidar y para aprender. Ahora que Japón le ha enseñado para hacernos daño al resto de selecciones, hay que trabajar en corregir estos errores cuanto antes.

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