La política exterior fue una de los primeros ejes en los que se enfocó Javier Milei desde que recibió los atributos presidenciales el pasado domingo 10 de diciembre. Tanto que poco después de dar su discurso inaugural, Diana Mondino, designada canciller horas después, anunció la intención del gobierno de iniciar el proceso de adhesión a OCDE, una decisión que tendrá peso propio en el marco del realineamiento estratégico pro Occidente que supondría la nueva administración argentina.
Aprovechando la visita de las delegaciones extranjeras que viajaron a Buenos Aires para su asunción, el binomio presidencial aprovechó para estrechar lazos con segundas potencias, entre ellas Japón, con el afán de promover relaciones que puedan contribuir al desarrollo económico del país.
En este caso, la nota de color la dio la flamante vicepresidenta Victoria Villarruel, cuando saludó a la enviada del gobierno japonés, Santo Akiko, e intercambió un diálogo en japonés, un momento que fue viral en las redes sociales. “Nos saludó en un japonés muy fluido”, indicaron desde la embajada de Japón en Argentina, sorprendida por las habilidades de la vicepresidenta. “Se abrió una nueva página para la amistad”, agregaron.
El protagonismo de la delegación nipona se destacó, incluso entre otras figuras más resonantes presentes en Buenos Aires para la asunción de Milei, como el ucraniano Volodímir Zelenski o el húngaro Viktor Orbán. Tanto que el propio Javier Milei invitó a la enviada del gobierno de Fumio Kishida y al embajador nipón Hiroshi Yamauchi a Casa de Gobierno. Escoltado por Diana Mondino, se reunieron para “intercambiar opiniones” sobre diversos temas, con el fin de “fortalecer la relación” entre los dos países.
Japón, por su parte, está embarcado en consolidar su liderazgo internacional a través de Asean, y sirve de algodón entre cristales para la política exterior argentina, que se movió como péndulo durante la competencia estratégica entre Estados Unidos y China de los últimos años. Y no es un detalle menor, considerando los lazos entre los dos países que van mucho más allá de lo comercial, comenzando por la comunidad nikkei -de más de 65 mil personas- que vive en el país, la tercera más grande de América Latina.
A esto suma Kaizen Tango, un programa de inversión de cinco millones de dólares para apoyar a las pymes argentinas. Se trata de un ambicioso programa impulsado por el gobierno japonés para mejorar la productividad de las pymes para aportar al desarrollo económico local, con base en las estrategias de recuperación post Segunda Guerra Mundial que llevó a cabo el país insular hasta la actualidad. El foco, en tanto, es apuntalar el desarrollo económico a través del sector privado, un tema que además encaja con la retórica del nuevo gobierno argentino.
“Aunque el entorno empresarial es complicado desde el punto de vista económico, creo que están gestionando sus empresas con vitalidad y creatividad. En tiempos de cambios acelerados, no es fácil para las pymes expandir sus negocios con recursos humanos y materiales limitados, no solo en Argentina, sino también en otros países. Pero creo que pueden adaptarse a las nuevas tendencias empresariales, como la DX y la Industria 4.0, y abrir nuevos horizontes conservando sus buenas tradiciones de siempre”, indico Yojiro Fujiwara, líder del proyecto en Argentina.
En tanto, el Proyecto Kaizen TANGO involucró a más de 33.000 participantes, casi 50 consultores capacitados en Japón y la visita de 26 expertos japoneses en tecnologías de gestión, entre muchos otros hitos. Luego de su implementación durante 5 años, el exitoso Proyecto Kaizen TANGO que representó una inversión de más 5 millones de dólares por parte del gobierno japonés, junto a la Red de Tecnologías de Gestión de INTI y a expertos de JICA (Agencia Internacional de Cooperación de Japón), culminó contabilizando asesorías a casi 100 pequeñas y medianas empresas de Argentina y la región, que generaron un impacto positivo y duradero en las compañías y en sus miles de trabajadores.
cd cp