El paquete económico de Japón para aliviar la inflación y estimulará el crecimiento salarial

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El primer ministro de JapònFumio Kishida declaró el lunes que el nuevo paquete económico de su gobierno tratará de conducir la economía a través de una crisis del coste de la vida para lograr un crecimiento a largo plazo, como parte de sus planes para redistribuir la riqueza en Japón con subidas salariales y otras medidas similares.

El paquete, que también tratará de abordar los retos demográficos y reactivar el sector del chip, se elaborará en octubre, y se formará un presupuesto suplementario para financiarlo. Kishida dijo que el martes dará instrucciones formales a sus ministros para que intensifiquen el trabajo de elaboración de las medidas.

El paquete tiene cinco pilares: aliviar el dolor de la inflación en los hogares, estimular un mayor crecimiento salarial, aumentar la inversión, abordar los retos que plantea el descenso de la población de la nación y garantizar la seguridad de los japoneses.

“La gente está luchando para hacer frente a la subida de precios. El consumo privado y el gasto de capital carecen de fuerza y siguen siendo inestables”, dijo Kishida a los periodistas al anunciar el esquema.

“Pondremos en marcha medidas económicas para distribuir adecuadamente los frutos del crecimiento entre el pueblo japonés”, dijo Kishida.

Todavía no se ha concretado la cantidad total que se destinará al paquete, pero el gobierno se enfrenta a la difícil tarea de señalar una ruptura con un periodo de medidas de gasto en “modo crisis” para hacer frente a la pandemia del COVID-19 y a la guerra de Rusia contra Ucrania.

Aunque la inflación ha mantenido un ritmo mucho más lento en Japón en comparación con Estados Unidos y Europa, el país, pobre en recursos, también ha experimentado un aumento debido en gran medida a la subida de los precios de la energía y las materias primas importadas.

El gobierno mantendrá los subsidios establecidos para reducir el coste de los combustibles, ya que el encarecimiento de la energía, inflado por la debilidad del yen, ha mermado el consumo de los hogares.

El paquete también tratará de apoyar la reconversión profesional de los trabajadores y animar a las pequeñas y medianas empresas a aumentar los salarios de sus empleados. Kishida se ha marcado como objetivo promover una mayor redistribución de la riqueza, describiendo su enfoque como “una nueva forma de capitalismo”.

EL PAQUETE TIENE CINCO PILARES: ALIVIAR EL DOLOR DE LA INFLACIÓN EN LOS HOGARES, ESTIMULAR UN MAYOR CRECIMIENTO SALARIAL, AUMENTAR LA INVERSIÓN, ABORDAR LOS RETOS QUE PLANTEA EL DESCENSO DE LA POBLACIÓN DE LA NACIÓN Y GARANTIZAR LA SEGURIDAD DE LOS JAPONESES

Después de que la pandemia del virus COVID-19 pusiera al descubierto la vulnerabilidad de depender excesivamente de China para componentes críticos como los semiconductores, Japón intenta renovar su otrora competitiva industria de chips y proteger su seguridad económica.

En el marco de las nuevas medidas, el gobierno incluirá pasos para fomentar la inversión en sectores estratégicos, dijo Kishida.

Hiroshige Seko, secretario general del gobernante Partido Liberal Democrático en la Cámara de Consejeros, ha pedido un paquete de entre 15 billones (101.000 millones de dólares) y 20 billones de yenes.

Ha sido partidario del estímulo fiscal y de una audaz relajación monetaria en el marco del programa “Abenomics” dirigido por el ex primer ministro Shinzo Abe, que pretendía impulsar la economía.

El Banco de Japón se ha ceñido a su política de tipos ultrabajos, desmarcándose de sus homólogos mundiales, como la Reserva Federal de EE.UU. y el Banco Central Europeo, que han subido los tipos de interés para frenar la creciente inflación.

La reciente depreciación del yen refleja la divergencia de políticas, que ha llevado a Japón a experimentar una inflación impulsada por los costes durante más de un año. El Gobernador del Banco de Japón, Kazuo Ueda, reiteró el lunes que la relajación monetaria es necesaria porque Japón se encuentra en una coyuntura “crítica” para lograr un círculo virtuoso de subidas de salarios y precios.

Preguntado por la necesidad de frenar la caída del yen, Kishida dijo el lunes que una volatilidad excesiva no es deseable, y que los movimientos de la divisa deben reflejar los fundamentos económicos.

“Seguiremos vigilando de cerca la evolución del mercado de divisas con un mayor sentido de la urgencia”, dijo, en medio de la cautela del mercado ante otra ronda de intervenciones de compra de yenes y venta de dólares por parte de las autoridades japonesas.

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