La semana pasada el Banco de Japón anunció un cambio en su estrategia de Control de la Curva, el sistema que estaba utilizando el banco central del país para controlar los rendimientos de la deuda japonesa y mantener así los estímulos a la economía del país. Con la inflación alcanzando ya niveles del 3,3% en Japón, el organismo se está viendo obligado a revertir sus políticas de apoyo al crecimiento.
El proceso es gradual, y hay expertos que no tienen claro que Japón vaya a ser tan agresivo como para generar una nueva debacle en los bonos, ya que la entidad que preside Kazuo Ueda quiere evitar dar sustos a los mercados, pero la realidad es que el Banco de Japón ha aparecido como un actor inesperado este verano que puede poner en tensión al mercado de renta fija, y es algo que los inversores deben tener en cuenta.
Esto es especialmente importante teniendo en cuenta los episodios de volatilidad que se han visto en algunos meses de agosto del pasado, cuando la liquidez en los mercados es menor y aparecen noticias que generan tensión en los mercados financieros. Muchos inversores tendrán todavía fresco agosto de 2015, y la volatilidad que generó la devaluación del yuan por parte de China.
Además, lo que ocurra con la renta fija tiene eco en la bolsa, dos tipos de activos que pelean por atraer el capital el mercado, aunque el riesgo que presentan para los inversores sea diferente. Después de las subidas de rentabilidad que se han producido desde el año pasado en renta fija, esta ya es una digna competidora para la bolsa, y cuanto más suban las rentabilidades a vencimiento de los bonos, más atractivos se presentan para los inversores, con el riesgo de generar caídas en las principales plazas bursátiles internacionales.
La inflación es el principal motivo que ha llevado al banco central de Japón a cambiar su política. «Sería sensato tener en cuenta que el mismo efecto base que hizo bajar rápidamente las tasas de inflación en la primera mitad del año, podría hacerlas subir en la segunda», explica Pablo Duarte, analista del instituto de investigación Flossbach Von Storch, en referencia al efecto base de la inflación, que amenaza con presionar al alza la cesta de precios en los próximos meses.
El impacto en la renta fija
La decisión del Banco de Japón no sólo es significativa por el impacto que está teniendo en el bono del país, que ha descontado rápidamente la nueva estrategia del organismo con subidas de rentabilidad que lo han llevado a máximos de 2014, en el 0,62% ayer. Otra de las consecuencias que puede generar este cambio es un contagio en la renta fija de otros países, teniendo en cuenta que Japón es un comprador neto de deuda extranjera, y los inversores nipones pueden llegar a considerar que la rentabilidad que ofrece el título de deuda nacional en algún momento sea suficientemente atractivo como para rotar su cartera hacia estos activos.
Instituciones como el Banco Central Europeo o el Fondo Monetario Internacional ya han avisado de las posibles consecuencias. En el informe de estabilidad financiera del pasado mes de junio el BCE argumentaba que «si el Banco de Japón decide normalizar su política, esto podría influir en las decisiones de los inversores japoneses que tienen una gran presencia en los mercados financieros internacionales, incluido el mercado de bonos de la zona euro. En particular, una rápida disminución de los diferenciales de tipos y una mayor volatilidad de los tipos de cambio podrían reducir el atractivo de sus operaciones de carry trade» señala el BCE.
Por su parte, el director del departamento de Asia y el Pacífico del FMI avisa de que «los cambios de política monetaria de Japón que conduzcan a mayores aumentos en los rendimientos de los bonos del gobierno pueden tener repercusiones globales a través de los inversores japoneses, que tienen posiciones de inversión en instrumentos de deuda extranjera», avisa. Esto es algo de lo que ya avisó, a finales del año pasado, Mohamed el-Erian, jefe asesor económico de Allianz.
Daniel Lacalle, economista jefe de Tressis Gestión, coincide al señalar el riesgo de traspaso de inversores japoneses desde Estados Unidos y Europa hacia su mercado doméstico. «En los últimos años el inversor japonés ha tomado mucha deuda europea y norteamericana, por su rentabilidad superior a la japonesa», señala. «El movimiento del BOJ puede llevar a que ese inversor que acudía a la deuda europea y americana encuentre en moneda local más capacidad de compra y una rentabilidad más atractiva en el bono japonés», indica Lacalle.
«El movimiento del Banco de Japón puede llevar al inversor que acudía a deuda europea y americana al bono japonés», explica Daniel Lacalle
Desde BlackRock también apuntan esta dirección: «Los grandes bancos centrales endurecieron su política monetaria la semana pasada, incluso el de Japón, algo que no se esperaba. Creemos que es posible que el aumento de los rendimientos de los bonos japoneses impulse al alza a los mundiales«, señala la gestora. «Creemos que los rendimientos aumentarán a escala mundial debido a una política restrictiva generalizada y priorizamos los bonos europeos en los mercados desarrollados», incide.
Los bonos europeos aguantan
Por el momento, el principal afectado por la decisión del Banco de Japón ha sido el título de deuda del país. Aunque el bono estadounidense también ha incrementado su rentabilidad en las últimas sesiones, y cotiza ahora en máximos del año, en el entorno del 4,08%, la mayor parte del movimiento ha estado relacionada con el deterioro de la calificación de deuda del país por parte de Fitch en la jornada del martes.
En la zona euro, sin embargo, los títulos de deuda pública no han sufrido en las últimas sesiones, como el título alemán manteniéndose estable en el entorno del 2,5%, el francés en el 3%, el español en el 3,5% y el italiano en el 4,1%, cuatro títulos que todavía dejan ganancias por precio a los inversores desde el primer día del ejercicio.
¿Un temor exagerado?
No todos los analistas esperan que se vaya a producir un contagio fuera de Japón por la decisión del banco central. Juan Ramón Caridad, responsable de GAM en España, considera que «es un gran oportunidad para una apreciación muy agresiva del yen japonés, pero no creo que afecte tanto globalmente, porque el yen y Japón se circunscriben mucho a Asia. Un movimiento en el bono a 10 años americano tiene mucho eco en lo que ocurra en el bono alemán, o en el inglés, pero lo que ocurre en Japón afecta más al crédito asiático. Y ahora creo que todo queda diluido por la magnitud de lo que hagan los otros bancos centrales», es decir, la Fed y el BCE.
Víctor Alvargonzález, socio fundador y director de estrategia de Nextep Finance, coincide con este análisis: «Lo que hagan los bonos norteamericanos y europeos dependerá de lo que diga la inflación. Si la inflación baja en Europa y EEUU, los bancos centrales pausarán la subida de tipos y esto beneficiará a sus bonos, con independencia de lo que haga Japón o los títulos japoneses», señala.
«Lo que hagan los bonos norteamericanos y europeos dependerá de lo que ocurra con la inflación», explica Víctor Alvargonzález
El yen, sin embargo, sí sufrirá el cambio de estrategia del Banco de Japón, si se cumplen las previsiones de los analistas. «Sin duda, el efecto principal es sobre el yen», confirma Alvargonzález. «Mientras sigan subiendo los tipos de los bonos japoneses, se verá reflejado en la divisa», confirma. Caridad, por su parte, recuerda que «esto pasó antes de la crisis de Lehman, con los bancos centrales desarrollados en modo restrictivo y Japón estimulando; cuando dejó de hacerlo, el efecto no fue una ola de ventas indiscriminada en renta fija, sino una apreciación muy fuerte del yen frente a otras divisas».