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China ha acelerado su maquinaria bélica y ha puesto en alerta máxima a Estados Unidos y sus aliados. Su renovada insistencia por el control de Taiwán hace temer que esté preparándose para la invasión de la isla.
El principal comandante estadounidense en el Indo-Pacífico, el almirante John Aquilino, ha alertado sobre el rápido crecimiento de la Armada china, la proliferación de cientos de silos en construcción para albergar misiles balísticos nucleares y la duplicación de la producción de cazas furtivos de quinta generación.
Aquilino, según recoge el diario británico The Times, ha asegurado que el presidente chino Xi Jinping está detrás de la «mayor, más rápida y más completa expansión militar» desde la Segunda Guerra Mundial, tanto en el «ámbito convencional como en el estratégico nuclear».
«El conflicto en la zona de operaciones del Indo-Pacífico no es inminente ni inevitable. Sin embargo, no podemos permitirnos el lujo del tiempo, debemos actuar ahora para mantener una región libre y abierta», declaró esta semana ante la Comisión de Servicios Armados de la Cámara de Representantes.
Asimismo, resaltó la fuerte relación entre Xi y el presidente ruso, Vladimir Putin, que, en palabras del almirante estadounidense, ha llevado a la transferencia rusa de uranio altamente enriquecido a Pekín para desarrollar plutonio apto para armas.
A modo de respuesta, Washington planea enviar 400 misiles antibuque Harpoon a Taiwán, lo que ha provocado malestar en el régimen chino. «La venta de armas viola gravemente la política de una sola China y los tres comunicados conjuntos chino-estadounidenses», denunció Wang Wenbin, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha afirmado en varias ocasiones que el país norteamericano no dudará en intervenir en caso de una invasión. Por su parte, Pekín ha advertido que, de seguir así la situción, China «sin duda tomará medidas resueltas y contundentes para defender firmemente su soberanía y sus intereses de seguridad».
En cuanto a la amenaza más amplia para toda la región del Indo-Pacífico, Aquilino afirmó que se trataba de la ampliación masiva del arsenal del Ejército Popular de Liberación (EPL) de misiles convencionales y nucleares. «Es casi seguro que esto incluye un gran número de misiles hipersónicos, algunos de los cuales pueden tener capacidad nuclear», reveló Aquilino.
Además, afirmó que las autoridades de Pekín estaban siendo opacas sobre «la escala de la expansión de su fuerza nuclear», añadiendo que las estimaciones actuales sugerían que antes del final de la década el Ejército chino «probablemente poseería al menos 1.000 cabezas nucleares lanzables».
