“Crisis alimentaria” y la imposición de modelos de producción en Sri Lanka

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“Será difícil encontrar un agricultor que continúe produciendo: Sri Lanka se tambalea por la prohibición precipitada de fertilizantes”. Artículo publicado en el diario “The Guardian” el pasado 20 de abril. El 17 de agosto finalmente el gobierno autorizó la importación de glifosato después del fracaso de la agricultura orgánica.
Para muchos que han sido productores desde 1960, principalmente de arroz y de bananas, el año pasado ha sido sin duda el peor de sus vidas. Sri Lanka está lidiando con la peor crisis económica desde su independencia en 1948, y las reservas de divisas se encuentran en su nivel más bajo, debido a una grave mala gestión económica por parte del gobierno.
Para los productores de Sri Lanka, sus problemas comenzaron en abril del último año, cuando el presidente Gotabaya Rajapaksa, quien está acusado de llevar al país a la ruina, implementó una política de prohibición para la aplicación de fertilizantes químicos.
Los agricultores declararon que sus medios de subsistencia están amenazados y, por primera vez en su historia moderna, Sri Lanka, que generalmente cultiva arroz y verduras en abundancia, podría quedarse sin alimentos a medida que caen las cosechas y el gobierno ya no puede permitirse las importaciones de alimentos. El rendimiento del arroz se redujo a 2,92 millones de toneladas en 2021-22, por debajo de los 3,39 millones del año anterior, y el presidente del parlamento advirtió la semana pasada sobre una hambruna inminente entre los 22 millones de habitantes de la isla. Para algunos productores la cosecha de arroz cayo en un 60 %. Hemos atravesado crisis económicas en el pasado, pero nunca en la historia de Sri Lanka, hemos sufrido una “crisis alimentaria”.
La imposición de la prohibición de aplicación fue realizada de la noche a la mañana, y sin advertencia y entrenamiento previo de los productores, y los cuestionables motivos detrás de esto ha creado esta grave crisis. Además de unos pocos productores que implementaban las prácticas de producción orgánica, la mayoría no tenía ni idea de como realizarlo sin un proceso gradual, y sin la necesaria capacitación. Muchos piensan que esta medida era parte de una estrategia del gobierno de creciente intervención en la vida de los productores, y de debilitarlos para que abandonen sus tierras.
Antes de la prohibición, los mercados más importantes del país, disponían de toneladas y toneladas de arroz y vegetales, pero después de la prohibición era casi cero. No se disponía de stock por la fuerte caída de la cosecha. Los ingresos de toda la comunidad cayeron a valores extremos. Sin los fertilizantes químicos que utilizaban normalmente, la cosecha de arroz fue tan escasa que no convenía llevar la producción al mercado. Mientras tanto el precio de los insumos continuaba creciendo, y los productores endeudándose, lo que los llevó a la quiebra. Varios productores dijeron a “The Guardian” que lo cosechado en la última campaña debió ser conservado para alimentar a la familia, para no pasar hambre. La escasa cantidad que se envió al mercado para alimentar al resto del país, aumento los precios para los consumidores y generó una alta inflación. “No Podemos afrontar seguir produciendo, dado que la producción cae mientras que los precios de los insumos siguen subiendo”. El problema de la crisis económica interna, se agrava por la creciente inflación global, y más recientemente la guerra en Ucrania, que generó el aumento del precio de los combustibles, pesticidas y fertilizantes. El precio de la semilla se ha triplicado, lo que lo hace inaccesible para los productores que alquilan tierra para la producción.
El primer ministro, Mahinda Rajapaksa (*), anunció finalmente que el gobierno reintroducirá los fertilizantes y los subsidios para los productores, pero prevalece un gran escepticismo, porque no se disponen los recursos para comprar fertilizantes.

ROTUNDO FRACASO
Y CAMBIO DE PLANES
Hasta aquí el artículo publicado por el diario británico The Guardian el pasado 20 de abril en el que se refleja la profunda crisis económica y alimentaria que se disparó en Sri Lanka por la decisión de prohibir el uso de productos fitosanitarios y apostar por la agricultura orgánica.
Como publicó el diario La Nación el pasado miércoles, Sri Lanka finalmente autorizó la importación de glifosato, mientras el país intenta recuperarse del experimento fallido de la agricultura orgánica. El Ministerio de Finanzas levantó la prohibición de importar el popular herbicida con efecto a partir del 5 de agosto de 2022, al tiempo que permitió su importación en el país con el requisito de la licencia de control de las importaciones, informó la entidad en un comunicado oficial.
La abrupta inmersión en la agricultura ecológica trajo consecuencias calamitosas de dimensiones inesperadas, incluida la escasez generalizada de alimentos y “la amenaza inminente de hambruna para su población de 22 millones de habitantes”, en palabras del propio presidente del Parlamento, Mahinda Yapa Abeywardana.
Así, el gobierno tuvo que revertir la medida tan solo siete meses después de su entrada en vigor. La profunda crisis económica en Sri Lanka, alimentada en parte por la situación global pero también por este experimento fallido, provocó enormes protestas que terminaron en la toma de la residencia oficial del presidente Gotabaya Rajapaksa y su posterior renuncia al cargo después de huir del país.

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