La Bolsa de Tokio se derrumbó este viernes 5,81%, efecto a su vez de la caída registrada en Wall Street por la inquietud sobre la economía estadounidense. Fue el mayor bajón desde el tsunami que provocó el desastre nuclear de Fukushima en 2011. Se perdieron de un plumazo 600.000 de dólares de valor de mercado, según los datos de Bloomberg.
Las acciones japonesas venían siendo las que más resistían en lo que va del año, con lo cual pocos esperaban semejante baja. La firma de análisis Matsui Securities atribuyó el derrumbe «a una serie de factores que pesan en el mercado, como las caídas de las acciones estadounidenses y la apreciación del yen» respecto al dólar.
Los inversores señalaron el aumento del yen hasta 150 frente al dólar y los fondos que vendieron en corto las acciones japonesas en favor de las estadounidenses.
El jueves, la Bolsa de Nueva York, que había comenzado en verde, terminó cayendo después de que se conocieron índices de la economía estadounidense que preocuparon a los inversores, contrarrestando el optimismo sobre posibles recortes de las tasas de interés de la Reserva Federal.
Además, el índice de la industria manufacturera del Institute for Supply Management se ubicó en 46,8% en julio, por debajo del mes anterior y más bajo que las estimaciones de los analistas.
«Se trata de una señal de alarma que indica que la economía estadounidense se ralentiza más de lo que había previsto el mercado», señala Takuma Ikemoto en una nota del Tokai Tokyo Intelligence Lab.
La liquidación global de acciones se intensificó, con los futuros del índice Nasdaq 100 hundiéndose este viernes un 2,3% y el S&P retrocediendo 1,6%, mientras los operadores temían que la Reserva Federal haya sido demasiado lenta para recortar las tasas de interés y las ganancias tecnológicas decepcionaron.
Este viernes también se conocieron datos de empleo preocupantes en Estados Unidos. Las contrataciones se desaceleraron más de lo esperado en julio y la tasa de desempleo subió a su valor más alto en casi tres años, lo que sugiere que el mercado laboral se está enfriando más rápido de lo que otros datos sugerían.
Si bien el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, ha señalado que es probable que las tasas se reduzcan en septiembre, algunos inversores han argumentado que deberían actuar más rápido para evitar una desaceleración económica más profunda.
«Los datos realmente están empezando a mostrar signos de preocupación y eso es lo que está volviendo en contra de la Fed», dijo Daniela Hathorn, analista senior de mercado de Capital.com. «Siguieron indicando que esperarían los datos, y eso estuvo bien hasta el miércoles, pero los datos del jueves hacen que los inversores teman si esperaron demasiado».