¿Qué escenarios se abrirán para la economía y el dólar en Argentina tras las elecciones?

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En medio de una incertidumbre política y económica cada vez mayor, los argentinos ingresan a la última semana de la campaña electoral con la atención puesta en el día después. De acuerdo a cuál sea finalmente el resultado del próximo domingo, el alza de los dólares paralelos, la suba de la inflación y la incipiente salida de depósitos de los bancos podrían frenarse o tomar mayor velocidad. Por ahora, ninguno de los escenarios que se vislumbran como los más probables contribuiría a aportar calma.

Una de las dudas que se develará el próximo domingo es si la ola que viene impulsando al candidato libertario Javier Milei será suficiente para definir la elección en la primera vuelta. Si eso no sucediera -tal como lo anticipan la mayoría de las encuestas-, la otra pregunta a responder es si Milei deberá enfrentar en un ballotage al ministro de Economía y candidato oficialista, Sergio Massa, o a la postulante de Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich.

“El escenario que podría generar cierta calma es que entren al ballotage Bullrich y Massa dado que eso anticiparía un triunfo de Juntos por el Cambio, una coalición que es vista con una propuesta más racional, además de contar con fuerza parlamentaria y armado territorial. Sin embargo, hoy por hoy esa alternativa es la menos probable. El resto de los escenarios agregaría más intranquilidad”, dijo a El País Fernando Baer, economista asociado de Quantum Finanzas, en Buenos Aires.

Aunque los analistas coinciden en que una definición en primera vuelta acortaría los tiempos de la incertidumbre electoral, las características del único candidato que podría ganar en esa instancia están lejos de aportar calma.

Con una campaña basada en ataques al resto de la dirigencia política a la que define como “casta”, Milei no tendría incentivos para acordar una transición ordenada con el gobierno saliente.

De hecho, hace unos días señaló que “cuanto más alto esté el precio del dólar, más fácil será dolarizar”. La dolarización es la principal estrategia económica que esgrime Milei para, según plantea, terminar con la inflación en Argentina.

Esas tendencias quedaron más expuestas que nunca el lunes pasado, cuando, en medio de una corrida cambiaria ya desatada, el candidato libertario recomendó a los ahorristas no renovar los plazos fijos porque “el peso es la moneda que emite el político argentino (y), por ende, no puede valer ni excremento”.

“Un triunfo de Milei en primera vuelta es el escenario que aceleraría más los tiempos. En los últimos días quedó claro que para Milei el salto cambiario debe ser todo lo que sea necesario para dolarizar, y eso implica un riesgo enorme de hiperinflación. Supongo que si ganase en primera vuelta, algo de prudencia va a empezar a mostrar, pero eso también es un gran signo de pregunta”, dijo a El País la economista María Castiglioni, directora de C&T Asesores Económicos, en Buenos Aires.

BALLOTAGE. Si bien la mayoría de los sondeos registra un crecimiento de Milei con respecto al 29,86% de los votos que cosechó en las primarias, las probabilidades de que la elección se defina en primera vuelta son bajas. De acuerdo a la ley electoral argentina, para no ir a un ballotage el candidato más votado debe obtener más del 45% de los sufragios afirmativos o más del 40% y una diferencia mayor a 10 puntos con el segundo postulante.

Con una segunda vuelta que se celebraría el 19 de noviembre como escenario más probable, todo indica que la volatilidad cambiaria y financiera continuaría en niveles altos por al menos cuatro semanas más, independientemente de quienes finalmente accedan a esa instancia.

“Las encuestas indican que la alternativa más probable es que entren Milei y Massa al ballotage, y allí el triunfo sería del candidato libertario. Ese es el escenario que se está descontando hoy en la evolución de los depósitos y del tipo de cambio”, dijo Baer.

Decidido a extremar los desequilibrios de la economía a cambio de fortalecer su candidatura, Massa, en su rol de ministro, lanzó tras las elecciones primarias una serie de medidas de emergencia que incluyeron desde bonos de refuerzos a jubilados y asignatarios de programas sociales hasta la eliminación de impuestos a sectores con empleos formales e ingresos altos.

Sin embargo, esos anuncios no alcanzan a representar ni siquiera un alivio de corto plazo para los sectores más postergados frente a índices de inflación que treparon al 12,4% en agosto y al 12,7% en setiembre.

“Las medidas de alivio ya restan más de lo que suman. De hecho, el público que vota al oficialismo es el que más está sufriendo estas medidas porque ya al anunciarlas, generan más inflación debido a que se financian con más emisión monetaria. La única herramienta que le queda, entonces, a Massa es asustar con los cambios que podrían venir con un gobierno distinto al kirchnerismo”, dijo Castiglioni.

En todo caso, el fuerte impacto de la corrida cambiaria sobre los precios de los productos de la canasta básica registrado en los últimos dos meses, sumado a la salida a la luz de una sucesión de escándalos de corrupción protagonizados por dirigentes peronistas, amenaza con impactar sobre el caudal de votos de Massa.

Si eso se confirmase en las urnas, las chances de Patricia Bullrich de acceder a un ballotage crecerían.

No obstante, tampoco ese escenario llevaría calma a los mercados financieros dado que al virtual alejamiento de sus responsabilidades de gobierno que vienen exhibiendo tanto el presidente Alberto Fernández como la vicepresidenta Cristina Kirchner en los últimos meses se sumaría un Massa derrotado. Ese panorama dejaría a un gobierno casi sin poder político ni conducción económica para transitar los últimos 50 días de gestión.

Argentina se asoma a una elección crucial. El próximo gobierno deberá enfrentar la ardua tarea de corregir severos desequilibrios macroeconómicos sin dañar aún más a un tejido social que presenta a más del 40% de la población con ingresos por debajo de la línea de la pobreza.

Sin embargo, antes de empezar a afrontar esos desafíos a partir del 10 de diciembre, habrá que atravesar el desierto de una transición que se anticipa muy compleja.

“Hay 50 días por delante que amenazan con ser muy difíciles. Hay que ver qué pasa con la inflación y, sobre todo, cómo evoluciona la corrida que se está registrando sobre los depósitos. De acuerdo a cuál sea el resultado electoral del 22 de octubre, no descartaría hasta una entrega anticipada del poder dentro de los carriles constitucionales. En ese panorama de total incertidumbre, el 10 de diciembre es una fecha de muy largo plazo para Argentina”, dijo Baer.

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