Xi Jinping promete hacer del ejército de China una «gran muralla de acero» en el primer discurso de su nuevo mandato presidencial

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El líder de China, Xi Jinping, prometió este lunes reforzar la seguridad nacional y convertir al ejército en una «gran muralla de acero», en el primer discurso de su tercer mandato como presidente.

 

En la clausura de la reunión anual del Parlamento de China, Xi subrayó la necesidad de modernizar de forma integral la defensa nacional y el ejército.

Al comienzo de su discurso del lunes, Xi agradeció a los delegados su reelección.

«Esta es la tercera vez que asumo el elevado cargo de presidente. La confianza del pueblo es la mayor fuerza que me impulsa a seguir adelante, y también una gran responsabilidad sobre mis hombros», dijo.

Como en muchos de sus discursos anteriores, Xi empleó un tono nacionalista, citando las penurias que China sufrió a manos de «potencias extranjeras acosadoras» en la era moderna y señalando cómo el Partido Comunista ha llevado al país a «borrar la humillación nacional».

«El pueblo chino se ha convertido en dueño de su propio destino», afirmó. «El gran rejuvenecimiento de la nación china ha entrado en un proceso histórico irreversible».

Según Xi, la «esencia» de ese rejuvenecimiento es la «unificación nacional», es decir, «reunificar» Taiwán con la China continental.

El Partido Comunista de china reivindica la democracia autónoma de Taiwán como parte de su territorio, a pesar de no haberla controlado nunca, y se niega a descartar el uso de la fuerza.

Bajo el mandato de Xi, Beijing ha intensificado la presión económica, diplomática y militar sobre Taiwán. La invasión rusa de Ucrania, que Beijing no ha condenado, también ha aumentado los temores de que Xi intente hacer algo similar en los próximos años.

«Debemos… promover activamente el desarrollo pacífico de las relaciones a través del Estrecho de Taiwán, oponernos firmemente a la interferencia de fuerzas externas y a las actividades separatistas de Taiwán, y avanzar decididamente en el proceso de reunificación nacional», dijo Xi en medio de un sonoro aplauso en el Gran Salón del Pueblo.

Xi también instó a China a coordinar mejor el desarrollo y la seguridad.

«La seguridad es la base del desarrollo, la estabilidad es el requisito previo para la prosperidad», afirmó.

Durante su primera década en el poder, Xi ha emprendido reformas radicales en el ejército chino para transformarlo en una fuerza de combate moderna, y ha convertido su armada en la mayor del mundo.

El presupuesto militar anual de China aumentará un 7,2% este año, hasta aproximadamente 1,55 billones de yuanes (US$ 224.000 millones), en medio de crecientes tensiones geopolíticas y una carrera armamentística regional y también global.

También ha consolidado su control sobre los brazos militar y civil del gobierno para convertirse en el líder más asertivo y dominante de China en una generación.

El énfasis en el fortalecimiento de la seguridad y el ejército se produce cuando las relaciones de China con Estados Unidos están estancadas en su punto más bajo en décadas, con tensiones disparadas en sectores que van desde el comercio y la tecnología hasta la geopolítica, especialmente por el futuro de Taiwán.

La semana pasada, en unas declaraciones inusualmente directas, Xi acusó a Estados Unidos de llevar a los países occidentales a «contener y reprimir» a China y plantearle «graves desafíos sin precedentes».

El nuevo ministro de Asuntos Exteriores de Xi, Qin Gang, advirtió de que si EE.UU. no «pisa el freno», las dos superpotencias caerán sin duda en el «conflicto y la confrontación».

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