Con un historial de dureza contra el consumo de drogas, Tailandia fue en 2019 uno de los países pioneros en Asia en permitir el uso medicinal de la marihuana. Este año ha dado un paso más al empezar a despenalizar el cannabis recreativo, en una apuesta paulatina pero decidida por un mercado con gran potencial.
Está previsto que la industria del cannabis alcance los 661 millones de dólares (605 millones de euros) en 2024 en Tailandia, según la entidad de investigación Prohibition Partners, que añade que en Asia consumen marihuana unos 86 millones de personas al año con un gran crecimiento del cannabis médico.
Muchos negocios en Tailandia, desde pequeñas tiendas a empresas de tamaño mediano, se han subido al tren de la marihuana legal, lo que se aprecia en la multiplicación de restaurantes y cafés que ofrecen bebidas y comidas que incluyen hojas de marihuana, que no tienen tetrahidrocannabinol (THC), el principio psicoactivo de la planta.
“Creo que esto es una buena señal para la industria local del cannabis. Aunque las grandes empresas tendrán ventajas, los negocios medianos como nosotros también nos beneficiaremos de la expansión del mercado”, dice Vorrapat Artmangkorn, cofundador de Treekings OG, una empresa del sector de la alimentación.
“Los jóvenes y los turistas extranjeros son nuestro principal público objetivo (…) Vendemos gelatina, chocolate, helado y palomitas, todo realizado con hojas de marihuana como ingrediente”, agrega el emprendedor tailandés.
DESPENALIZACIÓN PARCIAL
Tailandia fue uno de los primeros países en legalizar el cannabis médico en Asia, después de Israel y Corea del Sur.
La implementación están siendo lenta, aunque el país da pasos significativos como la despenalización el pasado febrero de la marihuana siempre que tenga menos de un 0,2 % de THC.
Esta orden entrará en vigor 120 días después de su publicación en la Gaceta Real, el boletín oficial tailandés, el pasado 8 de febrero.
Tras fundar el primer instituto de investigación del cannabis médico junto con una clínica en Tailandia, la Universidad de Rangsit lanzó hace tres años un nuevo programa de estudios en marihuana para formar a los futuros expertos en este creciente sector.
El decano de la Facultad de Innovación Agrícola de la universidad, el profesor Banyat Saitthiti, explica que el programa ofrece cursos en tecnología del cultivo, industria y mercado de la marihuana, lo que tiene un gran potencial.
LEGISLACIÓN COMPLICADA
Pese al optimismo general, la normativa para el cultivo y el acceso al cannabis médico es aún complicada.
“Aunque la marihuana medicinal es legal en Tailandia, el acceso para los consumidores o los negocios”, dice Chokwan “Kitty” Chopaka, activista defensora del uso de la marihuana y fundadora y consejera delegada de Elevated Estate, una consultora del sector del cannabis.
“Debido a que el uso recreativo de la marihuana sigue siendo ilegal, el mercado negro está creciendo. Básicamente, la mayoría de los problemas son sobre regulación, dificultad de acceso y falta de conocimiento”, apunta Kitty.
La empresaria explica que, aunque el cannabis médico es legal, muchos prefieren acudir directamente al mercado negro ante las dificultades burocráticas y la falta de distribuidores con licencia.
“El acceso legal es limitado. También hay más oferta en el lado ilegal”, afirma.
Aunque la despenalización permitirá el cultivo de cannabis con hasta un 0,2 % de THC, los particulares o negocios que lo hagan deberán registrarse ante las autoridades.
Con todo, también hay algunos en Tailandia que se han lanzado a cultivar marihuana sin licencia y sin esperar a que entre en vigor la despenalización.
“Temo que vayan a arrestarme. Cultivo solo una planta de marihuana y está escondida en el jardín trasero de mi casa”, explica un tailandés que se hace llamar Saman.
Este cultivador clandestino no usa las flores, que contienen THC, sino las hojas para incluirlas como ingrediente en el “tom yum”, una típica sopa tailandesa, y la tortilla porque le gusta el toque de sabor que da la marihuana.