¿Qué son las tasas de interés negativas y por qué Japón es el último país en abandonarlas?

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Este martes 19 de marzo, el Banco de Japón marcó dos hitos en materia de tasas de interés: las subió por primera vez en 17 años y las sacó de terreno negativo por primera vez en ocho. La cuarta economía del mundo se convirtió así en la última en dejar atrás este tipo de estrategia. ¿Qué implicaciones tiene? Lo explicamos.

Las raíces de Masanori Numao en el centro turístico de aguas termales Kinugawa Onsen de Japón se remontan a más de 300 años. Su familia fue clave para poner al pueblo montañoso japonés en el mapa como una de las llamadas «okuzashiki» o «habitaciones de huéspedes» de Tokio, ubicadas a solo dos horas en tren de la capital.

Ahora Kinugawa es una ciudad de carteles oxidados, edificios cerrados y calles casi vacías. Tras varias crisis, incluida la pandemia del Covid-19, la industria de la ciudad está tratando de recuperarse, pero para ello se necesitan fondos, según Numao.

Pero Masanori Numao sabe que ahora será más difícil.

Los prestatarios japoneses se han beneficiado de las tasas de interés negativas fijadas por el Banco de Japón desde 2016. Hasta hoy. Entre otras medidas, el Banco Central japonés decidió subir desde el -0,1% hasta el 0,1% los tipos de interés de referencia a corto plazo, dejando así atrás una política monetaria ultralaxa que lo caracterizaba.

«Aún queda camino por recorrer antes de que las expectativas de inflación alcancen el 2%», expresó el gobernador del Banco Central japonés, Kazuo Ueda, en su conferencia de prensa tras la decisión.

¿Qué implica una tasa de interés negativa?

Las tasas de interés altas hacen que sea más costoso pedir dinero prestado en una economía, lo que puede ayudar a combatir los picos inflacionarios, aunque también se prestan para que haya una ralentización económica.

Por eso, algunos -ahora pocos- bancos centrales optan por mantener bajas sus tasas de interés. Otros, tan bajas que llegan a ser negativas, como Japón, lo que puede interpretarse como un estímulo monetario masivo.

El país ha salido de las garras de la deflación

Aunque mínimo, el movimiento de Japón fue telúrico: ahora no se cobra por los depósitos de dinero. Ese costo de referencia del Banco Central se traslada directamente a los préstamos bancarios, impactando los costos de endeudamiento de las empresas y los hogares.

Es un pequeño gran paso para lograr el objetivo de mantener la variación de precios en 2% anual en el mediano plazo y entrar en una economía inflacionaria después de años de deflación, que no es más que un descenso constante de precios que incita a los consumidores a aplazar sus compras para asegurarse unos más bajos más adelante.

“La eliminación de las tasas de interés negativas en particular indica la confianza del Banco de Japón en que el país ha salido de las garras de la deflación”, dijo Frederic Neumann, economista jefe para Asia de Hsbc.

Tasas bajas y deflación: la economía poco ortodoxa de Japón

La cuarta economía del mundo (tercera en 2023) ha visto sus tipos oficiales estancados en cero o por debajo de cero durante décadas debido a una inflación baja y prolongada y al estancamiento económico, que a su vez incluye un estancamiento de los salarios.

Eso ha hecho que los depositantes comunes hayan recibido solo una pequeña cantidad de intereses sobre sus ahorros -o ninguna- y que las tasas hipotecarias hayan sido muy bajas.

Introducidas después de la recesión global y la crisis de deuda de finales de la década del 2000, las tasas negativas pusieron en aprietos la ortodoxia monetaria mundial al cobrar a los bancos por depositar su dinero en el Banco Central en lugar de pagarles intereses por hacerlo, una práctica que siempre termina trasladándose a los usuarios comunes.

Aún queda camino por recorrer antes de que las expectativas de inflación alcancen el 2%

El objetivo era fomentar suficientes préstamos bancarios para impulsar el crecimiento en las moribundas economías poscrisis de 2008-2009 y protegerse de la amenaza de deflación. A principios de la década de 2010, los tres grandes bancos centrales del mundo (el Banco de Japón, el Banco Central Europeo y la Reserva Federal de Estados Unidos) recortaron las tasas hasta tocar fondo.

La Reserva Federal no fue más lejos, en parte porque sus autoridades dudaban de que la ley estadounidense permitiera una política de tasas negativas.

Un cambio de política difícil de digerir

Con la decisión de este martes, el Banco de Japón sigue muy por detrás de otros bancos centrales, que han subido las tasas a un ritmo sin precedentes para sofocar las nuevas presiones inflacionarias y solo ahora están empezando a pensar que podría ser posible una flexibilización, aunque cautelosa.

Sin embargo, el giro de política es de 180 grados. Tanto que un prestamista regional en Kioto ofrece capacitaciones al personal que no tiene experiencia en prestar dinero o cobrar depósitos en un entorno de tasas de interés positivas.

«Para nuestro personal más joven, las tasas de interés han estado estancadas en cero durante toda su carrera, por lo que es la primera vez que verán subir las tasas», dijo a Reuters Tadashi Shimamoto, empleado de la división de recursos humanos del Banco de Kioto.

«Es un territorio inexplorado, un mundo completamente nuevo para ellos», agregó el funcionario en las primeras reacciones a una decisión que marca el final de una era que pocos esperan volver a ver.

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