Japón evalúa ampliar importaciones de arroz estadounidense para aliviar tensiones comerciales

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El gobierno de Japón está considerando aumentar el volumen de arroz cultivado en Estados Unidos que ingresa al país sin aranceles, como parte de las negociaciones con Washington para contrarrestar los nuevos gravámenes impuestos por la administración de Donald Trump. La propuesta en análisis implicaría elevar las importaciones libres de impuestos desde el nivel actual de 350.000 toneladas a alrededor de 410.000, dentro del marco del compromiso de acceso mínimo que Japón mantiene a nivel global, actualmente de 770.000 toneladas anuales.

Aunque Japón ha defendido históricamente su sector arrocero en acuerdos comerciales, las autoridades reconocen que es necesario ofrecer ciertas concesiones para mantener el acceso preferencial a mercados clave. Según fuentes vinculadas al proceso, el objetivo es alcanzar un entendimiento que preserve la estabilidad de las relaciones económicas con Estados Unidos, sin desestabilizar el mercado agrícola interno.

El debate sobre el arroz se da en un contexto de presión interna por los precios. El valor del arroz en Japón se ha disparado en los últimos meses, alcanzando en marzo una suba interanual del 92 por ciento, el ritmo más acelerado desde que se tienen registros comparables. El encarecimiento responde en parte a la escasez de oferta, a pesar de las medidas recientes del gobierno, como la liberación de reservas estatales para contener el alza.

El posible aumento en las importaciones se percibe como una solución parcial para estabilizar el mercado, sin afectar de forma inmediata a los productores nacionales. Esto se debe a que el volumen adicional de arroz estadounidense seguiría estando dentro del umbral pactado en los compromisos internacionales. Sin embargo, si se ampliara más allá de ese margen, podrían generarse efectos negativos en los precios internos y, en consecuencia, en los ingresos de los agricultores japoneses.

El ministro de Revitalización Económica, Ryosei Akazawa, quien lidera las conversaciones con Estados Unidos y es un estrecho colaborador del primer ministro Shigeru Ishiba, se reunirá nuevamente con funcionarios estadounidenses antes de fin de mes. Además del arroz, las discusiones incluyen otras demandas de Washington, como la flexibilización de regulaciones automotrices y la revisión de subsidios.

Desde Estados Unidos, la presión es clara. El presidente Trump ha insistido en que Japón mantiene una política proteccionista y, entre sus reclamos, afirmó que Tokio impone un arancel del 700 por ciento al arroz importado. Esta cifra fue calificada como “incomprensible” por el ministro japonés de Agricultura, Taku Eto, quien sostuvo que las tarifas están dentro de los marcos establecidos y no reflejan el escenario planteado por Washington.

Mientras tanto, el Ministerio de Agricultura proyecta una producción local de 6,83 millones de toneladas para 2024. En este escenario, el desafío del gobierno japonés es encontrar un equilibrio entre garantizar alimentos más accesibles para los consumidores y proteger una de las industrias más emblemáticas del país.

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