Este japonés se convirtió en el hombre con más años en el corredor de la muerte en el mundo, pues fue condenado a la pena capital en 1968 por el asesinato del dueño de la fábrica de soja fermentada donde trabajaba y la familia de este (esposa y dos hijos en común).
Según reportó la cadena pública estatal japonesa NHK, los fiscales decidieron no apelar, teniendo en cuenta el hecho de que la situación legal del inculpado ha estado en el limbo durante muchos años.
Aunque Hakamada reconoció la culpabilidad en la década de 1960, tiempo después denunció en la corte que lo habían torturado brutalmente para obtener una confesión del crimen.
Una nueva sentencia emitida, el pasado 26 de septiembre, reconoció la falsificación de las pruebas que incriminaron al exboxeador profesional encarcelado desde 1966.
En cuanto una nueva investigación demostró, en 2014, que el ADN de las prendas ensangrentadas recopiladas en el lugar del crimen no coincidía con el de Hakamada, el ciudadano japonés fue liberado de la cárcel a la espera de la repetición del proceso judicial.
Para entonces, ya había pasado 47 de sus 88 años en prisión. Por todas estas razones, su equipo defensor ha dado indicios de buscar una indemnización por condena injusta cuando quede firme la sentencia del tribunal.
A criterio de los abogados, el inculpado podría tener derecho a una compensación superior a los 200 millones de yenes, equivalente a más de un millón 300 mil dólares, el importe más alto hasta la fecha en ese tipo de casos.
De igual manera, abrirán una investigación en torno a los fiscales y la policía de épocas anteriores, con tal de determinar niveles de responsabilidad, entre otras acciones en estudio.