De esta forma, las tropas estadounidenses casi duplicarían las bases a las que tienen acceso, ascendiendo a un total de nueve.
Filipinas y EEUU dieron este jueves un paso al frente en su histórica alianza en seguridad pactando el acceso de tropas estadounidenses a cuatro bases «estratégicas» en el archipiélago asiático, un movimiento clave ante una posible invasión de Taiwán por parte de China y su expansionismo en el Pacífico.
«Es un acuerdo de suma importancia. Nos da oportunidad de interactuar de una forma más eficaz», afirmó este jueves el secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, en una rueda de prensa en Manila junto a su homólogo filipino, Carlito Galvez.
Poco antes, el departamento de Defensa de EEUU había anunciado el acuerdo en un comunicado, tras una reunión en el Palacio presidencial de Malacañang en Manila entre Austin, de visita en el país desde el martes, y el presidente filipino, Ferdinand Marcos Jr.
El acuerdo, dice el texto, «completa» el Pacto Mejorado de Cooperación en Defensa (EDCA, por sus siglas en inglés), firmado en 2014 entre ambos países y por el que Estados Unidos ya podía utilizar cinco bases militares del archipiélago filipino, clave en el pulso entre China y EEUU por la influencia en la zona.
De esta forma, las tropas estadounidenses casi duplicarían las bases a las que tienen acceso, ascendiendo a un total de nueve.
EDCA, dice el comunicado, «es un pilar clave de la alianza entre EEUU y Filipinas, que apoya el entrenamiento mutuo, el desarrollo de ejercicios (militares) y la interoperabilidad entre ambos Ejércitos. Su expansión hará nuestra alianza más fuerte y resistente, y acelerará la modernización de nuestras capacidades».
«Es algo especialmente importante, sobre todo mientras China continúa aumentando sus reclamaciones en el mar de Filipinas (el mar de China Meridional)», enfatizó hoy Austin, en una intervención llena de otras alusiones más indirectas a China y salpicada de defensas de «un Indopacífico libre».
Así, aseguró, por ejemplo, que el pacto les permitirá «aumentar sus capacidades mutuas para resistir un ataque armado», en un momento en el que crezca la tensión en la zona ante una posible invasión de Taiwán, isla autogobernada que Beijing no descarta invadir y que Washington en principio defendería.
SECRETISMO SOBRE LA UBICACIÓN DE LAS BASES
Ni Austin ni Galvez quisieron este jueves revelar, ante las insistentes preguntas de los medios, la ubicación de las nuevas bases, mientras Washington busca desde hace tiempo el acceso a varias instalaciones en el norte y sur del archipiélago.
En concreto, la parte más septentrional de la isla de Luzon se encuentra a alrededor de 320 kilómetros del sur de Taiwán, ofreciendo el punto más cercano a la isla entre los aliados de EEUU en Asia.
Mientras, la provincia meridional de Palawan ofrece cercanía a las islas Spratly, en el mar de China Meridional, que Filipinas se disputa con China, país que a su vez reclama la casi totalidad de esas aguas, ricas en recursos naturales.
«Esperaremos a anunciar su ubicación hasta que hayamos llevado a cabo todos los protocolos necesarios y consultemos a las autoridades locales involucradas», dijo Galvez, quien añadió que el anuncio se hará «pronto».
Galvez jugó al despiste afirmando que, «en vez de bases (militares), las llamaremos «sitios», mientras Austin subrayó que Estados Unidos «no busca una base permanente en Filipinas».
GIRO DE POLÍTICA EXTERIOR FILIPINA
El acuerdo constata la manifiesta intención del nuevo presidente filipino, Ferdinand «Bongbong» Marcos, hijo del fallecido dictador homónimo y quien juró el cargo el pasado 30 de junio, de redirigir el enfoque de la política exterior filipina, después de que su predecesor, Rodrigo Duterte, apostara más por la relación con Beijing.
Duterte llegó incluso a fulminar temporalmente el acuerdo que, desde 1999, permite a EEUU mantener presencia militar en el archipiélago y que da cobertura legal para que las tropas estadounidenses entren en Filipinas para maniobras conjuntas.
Además, Filipinas y EEUU mantienen otros tratados en materia de seguridad de mayor calado, como el Acuerdo de Defensa Mutua, que data de 1951.
«Nuestra alianza es más fuerte. Estados Unidos siempre estará aquí para nosotros», aseveró Galvez.
«No somos solo aliados. Somos familia», convino Austin.