El norte de Filipinas permanece este martes en alerta por los potenciales efectos del tifón Jenny, que mantiene su fuerza sobre el mar del archipiélago y ha potenciado las fuertes lluvias habituales del periodo del monzón del suroeste.
La Agencia de Servicios Atmosféricos, Geofísicos y Astronómicos de Filipinas (Pagasa) alertó hoy en su más reciente boletín del riesgo de fuertes lluvias y deslizamientos de tierra inducidos por los temporales, sobre todo en las zonas más elevadas o montañosas.
Asimismo, indicó que, esta madrugada, el ojo del tifón se situaba a 350 kilómetros de la localidad Basco, en la norteña provincia de Batanes, y mantenía vientos máximos sostenidos de 165 kilómetros por hora y ráfagas de hasta 205 kilómetros por hora.
«Probablemente esté en su intensidad máxima o cerca de ella», señaló la Agencia.
Las autoridades informaron además de que es poco probable que Jenny, que se dirige hacia Taiwán, toque tierra en Filipinas, pero las zonas más septentrionales del país ya empiezan a prepararse para las severas lluvias, que deberán extenderse por los próximos tres días.
Se prevé que Jenny igualmente «continuará intensificando el monzón del suroeste y traerá lluvias ocasionales sobre las partes occidentales» de la isla de Luzón, la más grande y más poblada del país.
La Agencia recordó que sigue vigente una advertencia de vendaval para las aguas costeras a lo largo de las costas norte y este de Luzón y pronosticó mares «de moderados a agitados» en diversas partes del archipiélago, por lo que recomendó a los navegantes que tomen medidas de precaución y eviten «aventurarse en el mar».
Filipinas registra unos 20 tifones o tormentas tropicales cada año y padeció en julio los destrozos del Doksuri, que causaron al menos 25 muertes y un reguero de destrucción a su paso por el norte del archipiélago. EFE