Crece la tensión entre Japón y China por las islas Senkaku

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La reciente escalada en las tensiones entre Japón y China ha cobrado un nuevo impulso con la detención de un buque chino por parte de la Guardia Costera de Taiwán. Este incidente se ha producido cerca de las islas Senkaku, un archipiélago en disputa desde los años 80, que Japón administra pero que China reclama como propio. El 2 de diciembre de 2025, ambas naciones han intensificado sus actividades en la región, aumentando las preocupaciones sobre la estabilidad en el este asiático.

Pekín ha denunciado que un barco pesquero japonés había ingresado de manera «ilegal» en aguas que considera de su jurisdicción. En respuesta, los guardacostas chinos afirmaron haber expulsado al pesquero nipón de la zona, mientras que Tokio sostiene que el barco se encontraba en sus aguas territoriales. Este intercambio de acusaciones se produce en un contexto de crecientes tensiones, que se han visto alimentadas por recientes declaraciones de la primera ministra japonesa, Sanae Takaichi.

La primera ministra Takaichi declaró en el Parlamento que un posible ataque chino a Taiwán podría justificar la intervención de las Fuerzas de Autodefensa de Japón, lo que generó una fuerte reacción por parte de China, que incluyó medidas de coerción económica y advertencias diplomáticas. En este clima de creciente tensión, Japón ha llevado a cabo maniobras marítimas internacionales con la participación de aliados como Estados Unidos y Australia, programadas para extenderse hasta el jueves.

Reacciones de ambos países

Las autoridades chinas han instado a Japón a «detener de inmediato todas las actividades de infracción y provocación» en la región, reafirmando que sus guardacostas continuarán llevando a cabo «operaciones de aplicación de la ley para la defensa de derechos». Este conflicto territorial es parte de un patrón más amplio de tensiones en el área, donde China ha incrementado las capacidades de su Guardia Costera, otorgándole autoridad para detener barcos extranjeros que ingresen ilegalmente en sus aguas. Las tensiones han ido en aumento no solo con Japón, sino también con otros aliados de Estados Unidos como Filipinas.

La situación es compleja y está marcada por una serie de incidentes que han contribuido a un ambiente de desconfianza. La reciente incursión de patrulleros chinos en aguas cercanas a las islas Senkaku ha intensificado las preocupaciones sobre la seguridad en la región. Mientras tanto, Japón ha mantenido una postura cautelosa en sus declaraciones, eludiendo profundizar en la controversia sobre la soberanía de las islas.

Un conflicto arraigado

El origen de esta tensión data de décadas atrás, cuando las islas Senkaku comenzaron a ser objeto de disputas territoriales. Desde los años 80, Japón y China han mantenido una relación compleja en torno a este archipiélago. Con el aumento del poder naval chino y su creciente asertividad en la región, Japón ha sentido la necesidad de reforzar su presencia militar y sus alianzas internacionales para contrarrestar cualquier amenaza percibida.

En este contexto, es crucial que ambas naciones busquen vías de diálogo para evitar un enfrentamiento directo, que podría tener consecuencias devastadoras no solo para ellos, sino para toda la región del Pacífico. La comunidad internacional observa con atención los movimientos de estas potencias, conscientes de que cualquier escalada podría desencadenar un conflicto de mayor envergadura.

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