Es el primer viaje a Australia de un ministro de Relaciones Exteriores de China desde 2017 después de años de tensión por cuestiones como la pandemia del covid-19, el comercio, la influencia en el Pacífico o los derechos humanos.
La llegada al poder en Canberra del primer ministro de centroizquierda Anthony Albanese en 2022 ha provocado un acercamiento entre ambos países.
El ministro Wang dijo que los esfuerzos recientes para mejorar las relaciones «rompieron el hielo» y que «la confianza mutua» se está construyendo lentamente.
«Lo más importante es persistir en buscar un terreno común reservando las diferencias», afirmó.
Su par australiana, Penny Wong, subrayó que era crucial reconocer «cuánto progreso se ha hecho en un corto periodo de tiempo» y celebró la renovada «estabilidad» entre Pekín y Canberra.
Pero también señaló puntos de discrepancia como la sentencia contra el escritor chino-australiano Yang Hengjun, condenado a muerte en febrero en Pekín por espionaje, o los derechos humanos en Tíbet, Hong Kong o Xinjiang.
Las relaciones entre ambos países empezaron a descarrilar en 2018, cuando Australia excluyó al gigante de las telecomunicaciones chino Huawei de su red 5G alegando cuestiones de seguridad.
En 2020, Canberra reclamó una investigación internacional sobre los orígenes del covid-19, una iniciativa que China entendió políticamente motivada.
Pekín respondió con restricciones a importantes exportaciones australianas como la cebada, la ternera y el vino y suspendió las importaciones de carbón.
Muchas de estas medidas se han ido levantando, pero se mantienen los aranceles sobre los vinos australianos. Wang dijo que se tomaría una decisión al respecto a finales de mes.
Antes de esas restricciones, China era el principal destino de las botellas de vino australiano. Países como Chile y Argentina aprovecharon este vacío para ampliar su presencia en este mercado asiático.