Está claro que la dependencia de Alemania de Rusia ha afectado económicamente a los germanos, en clara referencia al suministro del gas, y ahora con la reciente visita del canciller teutón, Olaf Scholz, la semana pasada, a China, vuelven los fantasmas de una mayor dependencia de Berlín del gigante asiático, una visita que ha molestado mucho a la Unión Europea (UE) cuando aún no hay una unanimidad absoluta en las sanciones a Moscú por la invasión a Ucrania y por el chantaje ruso a Occidente por el asunto del gas y sin saber qué puede deparar una mayor dependencia germana de Pekín.
Si tanto habla Alemania de la globalización cuando ésta se encuentra debilitada tras las nuevas políticas unilaterales de Rusia, e incluso de China en asuntos que afectan a la comunidad internacional y considera que no se puede «desacoplar» a Pekín de la globalización ante las quejas de países como Francia y Estados Unidos e incluso de sus miembros de coalición con los que gobierna el país, pues entonces sería interesante que Olaf Scholz aclarara a la UE qué objetivos económicos se ha marcado en su periplo chino de forma unilateral.
Cada vez Alemania es más dependiente económicamente de China. El Instituto para Estudios de la Economía Alemana (IW) indicó que a raíz de este viaje se exterioriza una preocupación elevada por tanta dependencia de Pekín. Además, para no molestar el canciller alemán estuvo muy «suave» en sus alusiones hacia el gigante asiático en asuntos como Xinjiang, Hong Kong o Taiwán, que Pekín resalta constantemente que son de índole interna y que la comunidad internacional debe respetar. Un viaje a China con un Xi Jinping muy reforzado y seguro tras el reciente XX Congreso Nacional del Partido Comunista de China (PCCh).
El IW dice que Alemania se está haciendo muy dependiente de China y resalta la grave dependencia de importaciones de bienes críticos como tierras raras, materias primas como magnesio y paneles solares, lo que muestra, reitera el IW, que la dependencia de Alemania del mercado chino es mayor que la dependencia china del mercado alemán.
Hay que resaltar el aumento de las inversiones alemanas en China, con al menos unos 10.000 millones de euros en el primer semestre de 2022, lo que le ha permitido a China, según investigaciones de la televisión pública alemana, ejercer presión sobre algunas empresas a través de la embajada china en Berlín. Y de ahí que el IW recomienda una diversificación de socios comerciales para reducir la dependencia lo que debe ser una prioridad en la política alemana.
Y no nos olvidemos cómo está el puerto de Hamburgo, donde el Ejecutivo alemán autorizará la participación de una filial del astillero estatal chino Cosco, pero por debajo del 25 % para evitar que pueda ejercer su influencia sobre una infraestructura crítica. Los planes de Cosco en relación a ese puerto comercial de esta ciudad germana ya habían provocado fuertes críticas dentro del gobierno de coalición alemán y el propio presidente del país, Frank-Walter Steinmeier, advirtió contra una «fuerte dependencia» de China, tras admitir los errores que han supuesto para su país el caso de Rusia.
China es un fiel aliado de Rusia, se abstiene en condenarla por su invasión a Ucrania y se muestra contraria a las sanciones a Moscú, pero sabe que su ambigüedad no le favorece y reza todos los días para que esta agonía bélica que inició Vladimir Putin en el mes de febrero llegue lo antes posible a su fin por bien de sus relaciones económicas con las UE y, claro, ahora Alemania le ofrece otra buena oportunidad para sus intereses económicos que pueden chocar con los de la UE. Y eso sí, Olaf Scholz insistió a Xi Jinping que se «moje» más en esta brutal guerra que desató Moscú y contribuya al fin de conflicto bélico con miles de muertos y miseria.
La UE necesita estar fuerte y unida, la guerra de Ucrania ha demostrado que las dependencias de terceros que luego chantajean sin miramiento alguno traen consecuencias muy dañinas para todos. Rusia y su potencial gas está siendo una enorme referencia, pero Alemania debe pensar más en esa globalización que le muestra a China, no desmarcarse de la UE favoreciendo a sus propios intereses y sabiendo que la UE y China son económicamente importantes, por lo que Berlín debe asumir ese liderazgo europeo sin perjudicarlo por acercarse tanto a Pekín. China siempre se ha beneficiado de la UE, así como de la propia competitividad industrial.
Y viendo todo lo sucedido con Rusia, el alto representante de Política Exterior de la UE, Josep Borrell, insistió a los países occidentales a evitar una mayor dependencia de China, pero matizando que el caso del gigante asiático no es «comparable» con Rusia. Pero eso sí, «está claro que China está consolidando una nueva era en política exterior y en política interior. Está llevando a cabo una línea mucho más asertiva», puntualizó Borrell.