Un grupo de estudiantes de Tailandia ha manifestado su preocupación por la decisión de la ministra de Educación del país, Treenuch Thienthong, de dejar en manos de las escuelas las directrices sobre el corte de pelo que los alumnos deben llevar.
El ministerio eliminó a mediados de este mes la regla de su cartera que dictaba los peinados de los estudiantes, pero la decisión ha sido criticada en lugar de elogiada por muchos estudiantes, ya que, en la práctica, cada escuela podrá imponer sus propias normativas peluqueras.
La ministra «ha dejado que el infierno se desate sobre las cabezas de los niños”, expresó el influyente grupo activista Bad Students («Estudiantes Malos»), que aboga por reformas para poner fin a las estrictas normas y castigos en el sector educativo, entre ellas las que rigen el corte de pelo de los alumnos.
El reglamento del Ministerio de Educación sobre los peinados de los estudiantes estaba en vigor desde mayo de 2020 y determinaba que las niñas deberían llevar cortes cortos o cabello largo debidamente atado y, los niños, cortes de pelo cerrados con los lados rapados.
Asimismo, a los alumnos se les prohibía teñirse el cabello o hacerse una permanente, así como tener barbas o bigotes.
En un mensaje publicado esta semana en su cuenta de Twitter, el grupo señaló que, en lugar de dar espacio a los «peinados libres», la decisión de la ministra sirve de base para que los colegios puedan «manipular el peinado de las cabezas de los estudiantes tailandeses de forma aún más violenta».
«No deberíamos estar contentos con la eliminación de la regla del peinado. Porque lo que está haciendo Treenuch no es (una normativa de) ‘peinado libre’ sino del ‘peinado en el limbo'», enfatizó.
Bad Students es una de las principales voces a favor de los derechos de los alumnos y, entre sus demandas, pide la revocación de normas anacrónicas en las escuelas, medidas efectivas para combatir el acoso escolar y el fin de los castigos en los centros educativos de Tailandia.
Asimismo, el grupo desempeñó un importante papel en la ola de protestas prodemocráticas lideradas por grupos universitarios en 2020, que exigían la dimisión del primer ministro, Prayut Chan-ocha, la redacción de una nueva Constitución y una reforma con el objetivo de reducir el poder de la monarquía.
Estas multitudinarias protestas han abierto un debate público en la sociedad sobre el papel de la poderosa monarquía tailandesa, que ha visto su popularidad caer en picado en los últimos años.
Sin embargo, por estas masivas manifestaciones y reivindicaciones cerca de 200 personas, entre ellas varios menores, han sido acusadas en la Justicia de delitos de lesa majestad, según datos de ONGs defensoras de los derechos humanos. EFE