Expertos en política internacional creen que la respuesta de China será “consecuente” y, de hecho, ya se detectaron buques de guerra chinos cerca de Taiwán, así como un globo de vigilancia a gran altitud cerca de la capital Taipei.
Aunque en Taiwán hay variedad de preocupaciones, incluidas económicas y sociales, “la pregunta principal en una elección presidencial es cómo se maneja las relaciones con China, que insiste en ocupar la isla después de siete décadas de separación”, comentó a DIARIO LAS AMÉRICAS la periodista Kelu Wu, que sigue muy cerca la situación en Taiwán.
El presidente electo no apuesta técnicamente por la independencia, para evitar la respuesta invasora de China, pero Pekín ya califica al nuevo mandatario taiwanés de “alborotador”.
Durante el mandato de ocho años de la presidenta Tsai Ing-Wen, Taiwán reafirmó su condición de permanecer alejada de China y fortaleció su relación con Estados Unidos.
Aunque Estados Unidos insiste en que no procura la independencia oficial de Taiwán, las relaciones comerciales, ayudas militares y apoyos políticos son latentes.
Hoy Pekín dice que las elecciones en Taiwán “fueron ilegítimas”, dado que considera a Taiwán como parte de China continental.
Influencias
China ejerce coerción económica, de una forma u otra, sobre países que mantienen relaciones con Taiwán. Ese parece ser el caso de ciertas naciones, como Costa Rica, Panamá, República Dominicana, El Salvador, Nicaragua y hace unos días la pequeña isla soberana Nauru en el océano Pacífico, que optaron por dejar a Taiwán a un lado.
“Es muy probable que los esfuerzos de China para convertir a los restantes aliados diplomáticos de Taiwán continúen, pero Taiwán también hace esfuerzos para cultivar amigos”, señaló la comunicadora y especialista en política.
Taiwán, bajo la presidencia de Tsai, reforzó su relación con Estados Unidos, además de crear vínculos más estrechos con Japón y naciones europeas. “Y estoy segura de que eso continuará con el nuevo gobierno taiwanés”, aseguró la periodista.
Defensa
Entretanto, Taiwán anunció que continuará aumentando el presupuesto de defensa de la isla, que actualmente asciende a 19.100 millones de dólares, o el 2,6 por ciento del PIB.
“No es solo aumentar la fuerza militar, sino pensar en cómo podremos resistir una invasión de China”, preguntó la comunicadora y especialista en política.
Conocedores del tema sugieren que Taiwán, en el mejor de los casos, sería capaz de disuadir el poder militar de China, hasta que sus aliados respondieran. Pero esa respuesta estaría por verse y los taiwaneses lo saben.
China cuenta con el mayor ejército militar en servicio activo en el mundo, con más de dos millones de soldados y 510.000 en reserva.
Taiwán, en comparación, tiene 169.000 efectivos militares activos y actualmente cuenta con el respaldo de unos 1,66 millones de “guerreros civiles”, según datos del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos.
Apoyos
Tras el anuncio de la ruptura de relaciones diplomáticas de Nauru, poniendo a la pequeña isla del Pacífico diplomáticamente del lado de China, solo 11países y la Ciudad del Vaticano reconocen la independencia de Taiwán.
Rápidamente, Estados Unidos, en la voz de su ministerio de Relaciones Exteriores (Departamento de Estado) calificó la medida de Nauru de «decepcionante».
«Taiwán es un socio democrático, confiable y con ideas afines», señaló el portavoz del Departamento de Estado, Matthew Miller, en un comunicado.
“China a menudo hace promesas a cambio de relaciones diplomáticas que luego no se cumplen”, subrayó.
Si bien Estados Unidos no reconoce oficialmente a Taiwán, Washington mantiene importantes relaciones y respalda a la nación insular contra China.
Por otra parte, Taiwán encargó unos 19.000 millones de dólares en misiles, lanzacohetes y otras armas estadounidenses para ayudarle a defenderse de las amenazas de Pekín.
No obstante, «retrasos burocráticos dentro del Pentágono impiden la producción y entrega oportuna de armas clave a Taiwán”, señaló la comunicadora taiwanesa.
“China ha exigido repetidamente a Estados Unidos que ponga fin a lo que Pekín considera un apoyo provocativo de Washington al ejército de la isla”, apuntó.
¿Diálogo?
China alberga la esperanza de que Taiwán, donde se establecieron las fuerzas nacionalistas que combatieron los comunistas a finales de los años 1950, acepte ser parte de China.
No obstante, “los taiwaneses temen que ser gobernados desde Pekín implicaría la pérdida de libertades, como ha sucedido en Honk Kong tras la cuestionada entrega del que fue enclave británico”, comentó la periodista.
Y añadió: «No es que Taiwán no quiera dialogar con China. La puerta está abierta y Taiwán está dispuesto a hablar en pie de igualdad. Pero esa no es la puerta que Pekín quiere».
Aunque la comunicadora taiwanesa predice “una preocupante respuesta” a la victoria del presidente electo y que “es probable que suceda en las próximas semanas o meses, no en los próximos días”.
“Antes”, comentó, “las reacciones de China eran predecibles, pero ahora, al parecer, tienen en cuenta la correlación de fuerzas en el mundo y el interés de procurar una mejor imagen”, manifestó.
De hecho, el gobernante chino, Xi Jinping, instó a su gobierno “a hacer un mejor trabajo para ganarse los corazones del pueblo taiwanés, en un discurso que fue publicado tras la elección en Taiwán.
“Cada vez es más difícil predecir qué va a pasar y cuándo es probable que pase”, matizó la periodista.
“Tampoco sabemos si alguien nos ayudará. Entretanto, seguimos viviendo en la incertidumbre, pero conscientes de que defendemos un sistema democrático que China no tiene”, subrayó.