En momentos de una caída de consumo chino que preocupa a nivel global, el producto clave de exportación local encontró en ese mercado un aliciente.
Un escenario de reacomodos en una coyuntura con desafíos
Lo cierto es que este mejor desempeño en los mercados europeos puede ser una gran señal para el comercio exterior de Uruguay que, desde hace más de un año —y tras un 2022 de exportaciones récord—, viene sufriendo las consecuencias del estancamiento chino y la caída de la demanda en el gigante asiático.
Tampoco es casual: ante la reducción a menos de la mitad de las exportaciones mensuales hacia China en agosto —una caída del 54% interanual, en tanto en el mismo mes de 2023 se colocaron 19.632 toneladas y, hasta el momento, este mes apenas van 8.966—, la necesidad tanto de los productores como del país en general de posicionarse con más fuerza en otros mercados se hizo incipiente.
La fuerte mejora en la Unión Europea va en este sentido, y se puede observar con otros datos relacionados: por ejemplo, Uruguay fue el único país en cumplir con la cuota Hilton del bloque, el cupo asignado a cortes de alta calidad— durante el ejercicio 2023/2024, superando a otros países potencia en exportación de carnes como Australia y Argentina.
En paralelo, Estados Unidos también se posiciona como destino clave en este nuevo escenario para la carne uruguaya, con mejores precios para las carnes bovinas deshuesadas. Al respecto, en el país norteamericano, el precio aumentó desde 5.100 dólares a principios de año hasta 6.400 dólares en julio, incluso en un contexto de precios de commodities deprimidos; mientras que China mantuvo sus valores estables entorno a los 5.000 dólares —situación que explica, también, que la carne uruguaya fuera la que perdiera más valor en ese mercado, con una baja del 12%, según datos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por su sigla en inglés).
Si bien las perspectivas parecen ser más positivas en términos del comercio con China, en tanto la USDA proyecta un crecimiento del 1,3% en las importaciones del gigante asiático, el crecimiento de otros mercados como el estadounidense o, definitivamente, el europeo, pueden contribuir a un escenario de exportaciones más equilibrado para el país, resguardándolo de los vaivenes coyunturales de un solo socio, propios de una situación de dependencia.