China, India y el conflicto de Cachemira

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The Prime Minister, Shri Narendra Modi and the President of the People’s Republic of China, Mr. Xi Jinping inside a house boat, in Wuhan’s East Lake, China on April 28, 2018.

Desde el 22 de octubre, las llanuras de Depsang y la localidad de Demchok protagonizan la retirada de tropas del Ejército Popular de Liberación (EPL) chino. Tras cuatro años de tensiones diplomáticas y militares en la Línea de Control Real (LCR), el acuerdo alcanzado por China e India da un respiro a la región de Cachemira. Caracterizada por su triple frontera –con India, China y Pakistán–, Cachemira no es un territorio cualquiera en Asia Central: sus tierras forman parte de los planes de más de un país simultáneamente.

El acuerdo

El acuerdo, publicado unas horas antes de que la cumbre de los BRICS tuviera lugar en Rusia, restablece los derechos de patrulla de los que cada uno de los países disfrutaba antes de los enfrentamientos de 2020. Estos marcaron un antes y un después en las relaciones entre China e India. Con un cómputo total de 24 muertos –20 indios y 4 chinos–, el valle de Galwan en Landaj presenció las primeras confrontaciones bélicas entre las dos potencias en casi 60 años.

Las reacciones militares, diplomáticas y económicas de los dos países fueron inmediatas. Nueva Delhi impuso restricciones en las inversiones procedentes de China, capó múltiples aplicaciones chinas –entre ellas, TikTok– y canceló vuelos directos entre ambas naciones. Militarmente, la presencia de 70.000 tropas y 90 tanques del ejército indio en la línea fronteriza dieron a entender rápidamente la gravedad de lo acontecido en la región. Un despliegue similar de efectivos fue llevado a cabo por el EPL.

La relevancia de este acuerdo es notoria, no solo porque rebaja las tensiones entre las dos potencias, sino porque los territorios implicados son vitales. Depsang se considera crítico para India, ya que proporciona acceso a la pista de aterrizaje de Daulat Beg Oldie e impide que las tropas chinas amenacen los centros logísticos vitales de la zona; Demchok, por su parte, está dividida en dos por la LCR e India controla la parte occidental, reclamada por Pekín.

El ministro indio de Asuntos Exteriores, Subrahmanyam Jaishankar, ha declarado que el acuerdo es el resultado de una “diplomacia paciente y perseverante”. En su intervención en la Cumbre Mundial de NDTV, afirmó lo siguiente: “Crea una base para la paz y la tranquilidad a lo largo de la frontera, que ya existía antes de 2020”. Las maniobras de relocalización de las tropas acabaron el 29 de octubre.

Aun así, el documento no especifica si estas se darán en el conjunto de la frontera, o solo en determinados puntos clave. Se ha de subrayar que el acuerdo no se limita a las zonas mencionadas; el territorio noreste de la LCR, Arunachal Pradesh, forma parte también de este.

El acuerdo pretende volver a la situación fronteriza que existía antes de los enfrentamientos del valle de Galwan de 2020. Por ello, el ejército indio tendrá la potestad de patrullar en la zona de la LCR dos veces por mes, como lo hacía previamente, y no como estos años en los que el EPL ha controlado dichos límites. El acuerdo también establece la monitorización de los movimientos de las patrullas por ambas partes, y la coordinación de acciones como la puesta en común de los respectivos calendarios, comunicación, reajustes extraordinarios o la aclaración de posibles malentendidos.

Tensiones entre China e India

La disputa fronteriza comenzó en 1962, cuando ambos países se sumieron en una corta pero sangrienta guerra en la que China prevaleció. A raíz de ello, se estableció la LRC, que representa fronteras distintas a las reclamadas por cada una de las partes durante la contienda. Originalmente, esta línea solo se refería a los límites interpuestos en la parte del oeste de la región después del conflicto, pero en los años 90 pasó a referirse al conjunto de la línea.

En 1993 y 1996 se consiguieron alcanzar acuerdos que dejaban ver una normalización de las tensiones, pero durante los últimos 20 años las disputas han crecido considerablemente. Incidentes aislados tuvieron lugar en 2013, 2014 –durante una visita de Xi a India– y en 2017. Aun así, fue en 2019 cuando la negativa de India a respetar el artículo 307 de su Constitución –determina la autonomía de los territorios de Cachemira gestionados por India– empujó a China a llevar el asunto al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Las líneas diplomáticas se debilitaron, y finalmente ambos países llegaron a un enfrentamiento directo el 5 de mayo de 2020.

La persistencia india en la construcción de la carretera Darbuk-Shyok-Daulat Beg Oldie (DSDBO) fue la principal catalizadora de los sucesos que tuvieron lugar en 2020. Con más de 255 kilómetros y preparada para las difíciles condiciones meteorológicas, esta carretera tenía como objetivo principal la conexión entre Leh y Daulat Beg Oldie (DBO). Es en esta última localización donde se encuentra una de las mayores pistas de aterrizaje del ejército indio, sin olvidar su posición estratégica en el Sub-Sector Norte en la esquina noroeste de india.

Su utilidad fue probada en 2013, cuando su capacidad de suministrar a las tropas de la zona mediante aviones reemplazó el lento proceso que se realizaba previamente mediante helicópteros. Aun así, el ejército indio valoró negativamente ciertas limitaciones que DBO seguía sufriendo. Fue así como la conexión mediante la vía DSDBO se convirtió en una prioridad estratégica.

El recorrido paralelo de carretera con la región –ocupada por china en 1962– de Aksai Chin, la proximidad de DBO a Gilgit-Baltistan –por donde el acuerdo económico sino-pakistaní del CPEC transita–, unido con las reiteradas llamadas de atención y quejas por parte de China, desencadenó que esta tratará de controlar los territorios del valle de Galwan, los cuales custodian desde las alturas la vía por la que la DSDBO pretende transitar.

Ya en septiembre de 2022, tropas de ambos países llevaron a cabo una retirada de la localización de Gogra-Hot Springs. Aun así, las zonas de las llanuras de Depsang y la localidad de Demchok revestían una importancia especial estratégicamente. El EPL se mantuvo en sus posiciones. Fue en la cumbre de los BRICS de 2023 cuando las charlas y negociaciones bilaterales entre dirigentes de ambas naciones dieron pie a un capítulo más esperanzador de las disputas fronterizas en Cachemira.

Los intereses económicos fueron un incentivo fundamental a la hora de encontrar un camino hacia el entendimiento. China, junto con Estados Unidos, ha sido durante mucho tiempo uno de los dos principales socios comerciales de la India. En 2023 y 2024, fue su mayor socio comercial, con 118.400 millones de dólares en comercio bilateral. Además, Pekín sigue siendo la principal fuente de mercancías de India y su mayor proveedor de productos industriales, desde hardware de telecomunicaciones hasta materias primas para la industria farmacéutica india.

La influencia de las elecciones celebradas en Jammu y la propia Cachemira pocas semanas antes del acuerdo es la última parada del camino. Después de 10 años sin votar, el Tribunal Supremo indio obligó al gobierno del BJP a celebrar elecciones en dichas regiones antes del 30 de septiembre. No solo era su celebración determinante, sino que su resultado reflejaría el sentir de las poblaciones de estos territorios respecto a la revocación de autonomía impuesto por Modi en el 2019.

La derrota sufrida por parte del BJP en Cachemira –aunque prevaleciera en Haryana– señaló a su vez un cambio de paradigma en la región. De igual manera que en 2019, la abrogación de la autonomía tuvo influencia en los sucesos de 2020 –gracias a un mayor control que el gobierno central ejercía sobre la zona– y el rechazo electoral a Modi ha allanado el camino para el acuerdo alcanzado el 22 de octubre.

Implicancias geopolíticas

Cachemira y su triple frontera no dejan de ser territorio de disputa entre tres Estados clave: China, India y Pakistán. Las dinámicas de interdependencia que se les presupone a actores regionales de este calibre, especialmente China e India, cobran aún más importancia cuando se limitan a un territorio de 135 kilómetros de longitud. Respecto a los territorios de los sucesos, es fundamental destacar la proximidad entre estos y, por lo tanto, la interdependencia que caracteriza su seguridad.

Además de los puntos calientes mencionados hasta ahora, es fundamental subrayar la existencia de los siguientes también. Así, la localidad de Demchok –controlada por india– se ubica a menos de 50 kilómetros de la base aérea china de Ngari, una de las más importantes de la zona. Junto a ello, las infraestructuras que India pretendía construir rozaban en ocasiones puntos tan conflictivos como el Paso de Karakoram, que separa la región autónoma de Xinjang –en manos de China– con la propia región de Landaj.

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